Internet ha sido una herramienta de transformación profunda para la sociedad. Ha permitido un acercamiento y una relación bidireccional entre los emisores de los mensajes y sus audiencias; ha servido para destruir las fronteras entre los diferentes medios de comunicación, pero también ha servido para impactar con los mejores y los peores valores a nuestra sociedad. Internet es uno de los mejores instrumentos para la educación, pero también es el nido que abriga lo peor de las peores realidades humanas. En la red podemos encontrar materiales audiovisuales que forman en valores, pero también contenidos que envenenan a nuestra población, y que, cual arma del cobarde, se esconden en ocasiones detrás de mensajes que se suponen inocentes, y divertidos, pero sin entender que pueden contener simbologías que las audiencias infantiles y juveniles no están en capacidad de discernir.
Un ejemplo relacionado a los peligros de consumo inadecuado en la red, lo encontramos en la denominada Internet Oscura, o Dark Internet. Hablamos en este caso de distintos niveles de materiales digitales, absolutamente ilegales, donde destacan la pornografía, las páginas de descarga de contenidos ilegales, las páginas de pedofilia, las de tráfico de órganos humanos de drogas o de armas, las de artículos robados y hasta las de violencia extrema o las de suicidios. En el ámbito corporativo, esta zona de la red se ha usado como área de reclutamiento de personal corporativo descontento con las empresas para cometer actos delictivos, lo que puede suponer un grave peligro para nuestra ciberseguridad como la fuga de datos, la destrucción de la reputación organizacional o hasta la venta de información confidencial para facilitar un ataque informático a los sistemas. En otro sentido podemos encontrar en la Internet oscura los artículos de activistas perseguidos en países por temas de libertad de expresión.
Existe una diferencia ente el clearnet, que es el Internet tal como lo conocemos, que es esa área de la red donde navegamos y encontramos las páginas a través de los buscadores tradicionales, luego encontramos el Deep Internet o Internet profundo, y finalmente el Dark Internet.
El Deep Internet es esa capa de la red donde no se accede con facilidad, pero ella no es sinónimo de delito, es solo una porción de Internet con direcciones IP enmascaradas que se ocultan a los motores de búsqueda. La información que encontramos en esta zona no es indexable por buscadores tradicionales como Google, DuckduckGo o Bing. Es solo accesible empleando navegadores compatibles. Estos navegadores sirven tanto para acceder a la web tradicional como a los enlaces de la Deep Web. La Deep Web es usada por instituciones policiales y hasta por los sistemas bancarios con fines de seguridad.
Se estima la World Wide Web cuenta ahora mismo con más de 1.800 millones de webs, y es un número que crece cada segundo. De este número la Deep Web supone en torno al 90% de del contenido.Mientras tanto la Dark Web ocupa menos del 1% de todos los sitios en internet. La Dark Web forma parte de la Deep Web, pero no es lo mismo. El grupo Intelliagg, en 2015 revisó más de 1.000 muestras de servicios ocultos en Tor y encontraron que 68% de los contenidos de la Dark Web de Tor eran ilegales.
Son niveles extremadamente peligrosos que contienen contenido comprometedor,con impacto demoledor en la conducta de quienes visitan estos sitios o hacen uso de este tipo de contenido. En esta zona de la red los participantes ocultan su verdadera identidad así como el registro de sus URL, y acceden solamente mediante aplicaciones específicas como el buscador Onion Router (TOR), o router cebolla, que es el medio más común para acceder a la Dark Web. TOR opera como una red de seguridad para los usuarios y para los operadores de las páginas web. Es extremadamente fácil de encontrar y descargar, lo que contribuye a la preocupación genuina de muchos padres. Existen muchas apps que te permiten utilizar TOR en tu teléfono y en otros dispositivos móviles.
Los padres debemos prepararnos para conocer y prevenir este tipo de efectos en nuestros hijos, entendiendo que no tenemos ni tendremos su habilidad innata tecnológica para el acceso y control parental a esta zona de la red. Existen algunas alertas para intuir si nuestros hijos están surfeando en el dark Internet. El portal de ciberseguridad XNSPY ofrece algunos consejos en este sentido:
- Observe la conducta de su hijo. Note si se ha vuelto más discreto, se ha retirado de sus actividades habituales o prefiere pasar más tiempo en su habitación.
- Problemas para conciliar el sueño, ansiedad, fatiga y nerviosismo excesivo.
- Compruebe si tiene algunos nuevos amigos de los que no ha oído hablar antes y que no le parecen de confianza.
- Su hijo está tratando de ocultar su actividad online y borra su historial de navegación, cambia contraseñas e instala nuevos navegadores.
- Su hijo recibe paquetes por correo de gente de la que usted nunca ha oído hablar.
- Falta dinero en su casa o en su cuenta corriente.
Como siempre, la clave se encuentra en la educación mediática, la comunicación constante, así como el el desarrollo de adecuados niveles de confianza para que nuestros hijos nos alerten ante la presencia de riesgos mediáticos que puedan tener impacto en su desarrollo como seres humanos.
La educación en medios o educomunicación debe ser considerada con prontitud como una materia obligatoria y necesaria en los subsistemas educativos de nuestro país.
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