«El destino de una nación no se forja en un día, sino a través de las decisiones audaces y la visión de sus líderes».
Esta frase inicial encapsula la esencia del legado de Alberto Fujimori, una figura controversial pero innegablemente influyente en la historia moderna del Perú. Desde su ascenso al poder en 1990 hasta su fallecimiento el 5 de abril de 2024, Fujimori dejó una huella indeleble en la nación andina, transformando su economía, combatiendo el terrorismo y redefiniendo el panorama político peruano para las generaciones venideras.
El legado de prosperidad de Fujimori para el Perú
Alberto Fujimori asumió la presidencia del Perú en un momento crítico. El país enfrentaba una hiperinflación galopante, una insurgencia terrorista en pleno auge y una economía al borde del colapso. Su enfoque pragmático y, a menudo, controvertido para abordar estos desafíos sentó las bases para lo que muchos consideran el Perú moderno.
Entre las reformas más significativas implementadas por Fujimori se encuentran:
- La liberalización económica: Fujimori implementó un programa de «shock» económico que incluyó la privatización de empresas estatales, la apertura a la inversión extranjera y la reducción de barreras comerciales.
- Reforma del sistema de pensiones: Se introdujo un sistema de pensiones privado paralelo al sistema público existente, buscando aliviar la carga fiscal del Estado.
- Descentralización administrativa: Se crearon los gobiernos regionales, otorgando mayor autonomía a las distintas regiones del país.
- Reforma educativa: Se impulsó la construcción de escuelas en zonas rurales y se implementaron programas de alfabetización.
- Lucha contra el terrorismo: Se adoptó una estrategia de mano dura contra Sendero Luminoso y el MRTA, que incluyó la creación de grupos de autodefensa campesina.
Estas políticas tuvieron un impacto profundo y duradero. Por un lado, sentaron las bases para el crecimiento económico sostenido que el Perú experimentó en las décadas siguientes. Por otro, algunas de estas medidas, especialmente en la lucha antiterrorista, se vieron empañadas por acusaciones de violaciones a los derechos humanos.
El despegue económico del Perú
Las políticas económicas de Fujimori marcaron un punto de inflexión en la historia económica del Perú. La apertura al comercio internacional y la inversión extranjera directa (IED) fueron pilares fundamentales de este cambio.
Algunos datos ilustran el impacto de estas políticas:
- La inflación se redujo de 7,650% en 1990 a 6.5% en 1997.
- El PIB creció a un promedio anual del 5.3% entre 1993 y 2000.
- La IED aumentó de $41 millones en 1990 a $1,644 millones en el año 2000.
Sectores como la minería, la agroindustria y el turismo experimentaron un auge sin precedentes. Por ejemplo, la producción de oro se cuadruplicó entre 1990 y 2000, convirtiendo al Perú en uno de los principales productores mundiales. En el sector agrícola, las exportaciones no tradicionales como los espárragos, las uvas y los mangos despegaron, creando miles de empleos en regiones antes marginadas.
La lucha contra Sendero Luminoso
Una de las facetas más controvertidas del gobierno de Fujimori fue su enfoque en la lucha contra el terrorismo, particularmente contra el grupo maoísta Sendero Luminoso. La estrategia de Fujimori se caracterizó por:
- La creación del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), que jugó un papel crucial en la captura de líderes terroristas.
- La formación de comités de autodefensa en zonas rurales, armando a los campesinos para defenderse de Sendero Luminoso.
- La implementación de leyes antiterroristas más estrictas, incluyendo tribunales militares para juzgar a sospechosos de terrorismo.
Estas medidas tuvieron un éxito significativo en términos de seguridad. El número de atentados terroristas se redujo drásticamente, pasando de 2,779 en 1990 a 187 en el año 2000. La captura de Abimael Guzmán, líder de Sendero Luminoso, en 1992, fue un golpe decisivo que marcó el principio del fin para la organización terrorista.
Sin embargo, este éxito tuvo un costo. Grupos de derechos humanos denunciaron abusos sistemáticos, incluyendo ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas. El caso más notorio fue la masacre de Barrios Altos en 1991, por la cual Fujimori fue posteriormente condenado.
El futuro del fujimorismo
El legado de Alberto Fujimori trasciende su persona y se ha convertido en una corriente política duradera en el Perú, gracias a su brillante hija, la líder peruana Keiko Fujimori. Este movimiento ha mantenido una presencia significativa en la política peruana y sigue siendo un movimiento impulsor de libertad y democracia en el pais andino.
Es importante destacar que, a pesar de las controversias y los escándalos de corrupción, millones de peruanos siguen identificándose como fujimoristas. Este apoyo persistente se debe en gran parte a la percepción de que Fujimori logró estabilizar la economía y derrotar al terrorismo durante su mandato. Para muchos, especialmente en sectores populares y rurales, el fujimorismo representa una época de progreso y seguridad, lo que explica su continua relevancia en el panorama político del país.
El fujimorismo se caracteriza por:
- Un enfoque firme en cuanto a seguridad ciudadana.
- Políticas económicas neoliberales.
- Un discurso que apela a los sectores populares y al empresariado.
Este movimiento ha demostrado una notable resiliencia. En las elecciones presidenciales de 2021, Keiko Fujimori llegó a la segunda vuelta, demostrando que el fujimorismo sigue siendo una fuerza política relevante que tendrá un papel protagónico en el Perú por muchos años mas.
El futuro del fujimorismo dependerá de su capacidad para renovarse y adaptarse a las nuevas realidades del Perú. La muerte de Alberto Fujimori marca el fin de una era, pero también abre la posibilidad de una evolución del movimiento. La persistencia de una base de apoyo significativa sugiere que el fujimorismo seguirá siendo un actor importante en la política peruana en los años venideros, aunque su forma y enfoque puedan cambiar con el tiempo.
Conclusión
Alberto Fujimori fue, sin duda, un estadista y un líder polarizante en la historia del Perú. Su gobierno marcó un antes y un después en la trayectoria del país, sentando las bases económicas e institucionales sobre las que se construyó el Perú de las últimas décadas.
Su legado es complejo y multifacético. Por un lado, se le reconoce haber sacado al país de una profunda crisis económica y haber derrotado al terrorismo. Por otro, su gobierno se vio empañado por acusaciones de corrupción y violaciones a los derechos humanos.
A medida que el Perú avanza en el siglo XXI, el debate sobre el legado de Fujimori continúa. Sin embargo, es innegable su papel como arquitecto del Perú moderno, para bien o para mal. Como dijo una vez el propio Fujimori: «La historia juzgará nuestras acciones, pero nadie podrá negar que cambiamos el rumbo de esta nación». El impacto de este estadista que amo infinitamente al Perú perdurará por generaciones y la historia se ocupará de darle un sitial de honor.
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