
Trabajo regalado. Gran logro revolucionario. En la administración pública, con obvia incidencia en la empresa privada. Los colmillos se ven, hasta ensangrentados.
Tres años se cumplen este 15 de marzo del último ajuste de salario mínimo. Los bonos y bolsas de la humillación ya no alcanzan para cubrir, ni de lejos, algún pinino de alimentación.
Cuba como norte. El hambre como estrategia de sostenimiento en el poder. Hay maneras extrañas de someter a la población y la hambruna es una de las más crueles. Acaba con el cerebro a la par de acabar con el estómago. En estos días reportaban con justeza el aumento de los suicidios, en Mérida, sí, pero la desesperación humana alcanza toda la geografía nacional.
¿Cómo no huir de este «holodomor», a propósito de Ucrania, que se maneja desde el poder? Más de ocho millones esparcidos por el mundo y contando, no son conchitas de ajo. Sumen el desprecio por los mayores, jubilados y pensionados padecen el sufrimiento de no tener vida, literalmente. Albert Camus, en su mítico Mito de Sísifo, se planteaba existencialmente si la vida vale la pena vivirla. ¿Así? ¿Una vida que en esencia no lo es?
La juventud no encuentra respuesta al encierro de su existir, al ahogo de su existir. ¿Estudiar? ¿Así? ¿Trabajar? ¿Así? ¿Para qué? ¿Para huir? Nos constituiremos en un país envejecido. Uno más. Ahora más sanciones. Sanciones también provocadas por las políticas impuestas por el poder. Por el desconocimiento de trascendentes acuerdos internacionales, acuerdos políticos.
¿Insistirán en que no hay recursos? A la vista están. Estuvieron más elocuentes en carnavales. Lujos, transportes, comidas a granel. Impuestos por doquier. Hasta cobran una electricidad ineficiente o inexistente. Los recursos están. Pero evidentemente no los quieren poner donde se debe. Nada que les huela a libertad humana. Cámaras condicionantes, prisión, persecución. Te la calas o te la calas.
En la educación y la salud se extiende la pobreza, la depauperación. Sin respuesta. Porque no se quiere dar una respuesta fehaciente. Mejor controlados con hambre y exigencias laborales, persecuciones, sometidos. Mejor sometidos que sueltos. La gran prisión con el trabajo condicionado. Condenado, mejor. Al trabajo regalado se le ven los colmillos ensangrentados por todas partes.
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