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“Al elefante hay que comérselo en rodajas”

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En días recientes el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y la alta comisionada Michelle Bachelet se convirtieron en los nuevos ídolos de la oposición sin rumbo. No pasará mucho tiempo para que vuelvan a llamarles comunistas, colaboracionistas y todos esos descalificativos a los que nos tiene acostumbrados esta dirigencia demagógica, cuando por ejemplo vuelvan a decir que las sanciones empeoran la situación.

Un informe es solo eso, un informe, por muy devastador que sea. Sobre este último, por cierto, he visto a muchos haciendo análisis sin haber leído más allá de un título o, peor aún, opinar sin estar enterados de que forman parte del informe y de ese grupo de señalados de vulnerar derechos elementales.

La verdad, por muy dura que sea, la vamos a seguir diciendo, y es que no va a pasar nada distinto a lo que ha venido ocurriendo hasta ahora, como tener justificación para incrementar las sanciones; si por ser un régimen violador de derechos humanos se invadieran países, habría que invadir más de 70; empezando por China, que es el mayor violador de derechos humanos del planeta, con más de 1 millón de presos políticos.

Como me comentaba el sociólogo y amigo Edison Arciniega: “O aprendemos la lección chilena, argentina, peruana y hasta la mexicana, de seguir buscando una salida electoral -aprovechando incluso procesos viciados- o terminaremos como Cuba”.

Basta ya de seguir creyéndose esa fantasía de que se es gobierno, en vez de dedicarse a hacer oposición de verdad dentro del país. Ser presidente es un título asociado al mando y Juan Guaidó ni autoridad ni oficina tiene.

Aunque no nos guste, el gobierno y el presidente es Nicolás Maduro, porque es el que preside y tiene el poder, sin importar el fulano cuento de la ilegitimidad, en fin, hay que poner los pies en la tierra, la política se hace con base en la realidad, no con las fantasías.

Que el régimen es un violador de derechos humanos es una realidad, pero hay que aceptar que es el que tiene el poder interno, el que manda; al punto de que 62% de los hogares venezolanos recibe el CLAP, que da de comer a 4 de cada 10 venezolanos; que no es suficiente, esa es otra verdad del tamaño del cielo, así como que no debería nuestro pueblo depender del Estado para poder medio comer.

Urge entender, tomando una frase de Jesús Seguías, que “al elefante hay que comérselo en rodajas”.

Las parlamentarias es una opción para comenzar a organizarnos, es una oportunidad para no terminar de desaparecer institucionalmente. Desde Unidad Visión Venezuela estamos claros en que la vía electoral no es milagrosa, pero es la única que abre una ventana real para acumular fuerza en aras de futuras negociaciones que permitan lograr el cambio que la mayoría de nuestro pueblo desea.

No se trata de descartar ninguna vía, pero ninguna se hará viable si a lo interno no definimos un instrumento mayoritario que nos una en una acción común. Por eso la lucha por condiciones es un trabajo que depende de nosotros, para poder ir recuperando espacios con nuestra única arma: el voto, y hacernos de gobernaciones, consejos legislativos, alcaldías y concejos municipales, para acumular esa fuerza necesaria, para poder derrotar al régimen con una avalancha de votos en un referéndum revocatorio o en unas presidenciales.

Así que nuestra invitación a todos los venezolanos que quieren como nosotros democracia es a que juntos apliquemos el principio de responsabilidad de defenderla por nuestros propios medios. Basta de manipulación y de seguir generando falsas expectativas, fomentando rutas irreales que lo único que logran es seguir incrementando las calamidades que sufrimos los venezolanos día a día, lo que sin lugar a dudas es una mayúscula irresponsabilidad.

Los que dicen que la Asamblea Nacional no va a ser «reconocida» por el mundo, son los mismos que nos decían hace más de 2 años que Maduro no iba a ser reconocido, y en días pasados vimos a Nicolás hablar ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Finalizo diciendo que la misión de la ONU solo corrobora en la forma algo que todo el mundo sabía de hecho. El problema es cómo enfrentar eso, y a modo de reflexión dejo la siguiente interrogante: ¿Con un golpe sin militares, con una intervención externa sin marines, o de modo político: negociando y votando?

[email protected]

www.unidadvisionvenezuela.com.ve

Twitter e Instagram:

@OmarAvilaVzla

 

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