Foto Leo León

Directo: Enrique Márquez plantea bajarle dos a los ataques al CNE, porque eso podría causar abstención. Lo suelta en Globovisión como si nada. Contra el CNE nada. Cuidado. ¿Qué es eso? ¿A esos límites hemos llegado que la misma oposición, o algunos factores que dicen pertenecer a ella, se plantea la censura y el escondrijo como respuesta a las acciones del régimen del terror?

Es posible que aquí lo que corresponda es la revisión inmediata de la misma oposición. En esa tarea debería estar la Plataforma Unitaria Democrática. En poner orden en las acciones y las palabras, en coordinar esas acciones y esas palabras, así sea después de largos e intensos debates.

A la vista está lo que ocurre con ese Consejo Nacional Electoral. ¿Le ponemos un gran escaparate ocultador? Creo que es ese el planteo. Todos constatamos los fantasmas que supuestamente desfilaron a votar en el referéndum, que dieron cuenta del escaso respaldo popular del régimen. De la chistera de las oficinas sacaron votos que no pueden mostrar desglosados, que no van a mostrar. Por supuesto que hay que señalarlo y gritarlo.

Pero, ¿qué significa? La demostración más fehaciente de la inexistencia de la separación de poderes que hay en Venezuela. La distancia con la democracia. Nada menos. Desde luego que tiene que sostenerse la exigencia de la separación de los poderes. Desde luego que tiene que sostenerse a diario la exigencia de elecciones libres, justas y verificables. ¿O vamos a decir que para evitar la abstención, para no provocarla no exigiremos condiciones?

Por otro lado, la cuestión electoral estaba señalada en el Acuerdo de Barbados, ese que se pasaron a la torera. Como estaba la liberación de los presos políticos y las habilitación de los inhabilitados. Luego, ¿el planteamiento va a ser que para no provocar abstención olvidaremos que hay presos políticos, candidatos inhabilitados y partidos judicializados, políticos perseguidos, riesgos y amenazas de muerte, violencia política y más?

La política del avestruz no es lo más conveniente ante esta realidad quemante dirigida hacia el año electoral. La gente no es pendeja. Sabe bien lo que ocurre y sabe que debe votar ante cualquier circunstancia. Obligarlos a brindar condiciones implica una férrea presión interna que no se va a conseguir inclinando la cabeza ante el verdugo. La demostración de los deseos democráticos se conseguirá con las colas interminables de ciudadanos opositores votando en contra, con las mesas repletas de nuestros testigos, con la verificación de la gente, no ocultando la realidad que es como una protección del régimen y sus actuaciones, como una celestinada. Considero que los sátrapas no necesitan para nada de esa ayuda para cometer sus desmanes, sus fechorías. Tenemos la obligación de desmontarlos del poder y para desmontarlos hay que exponer y conocer las verdades y decirlas con crudeza. Lo demás es arrimarle el mingo a la bolas de los criminales, que no solo roban o hacen aparecer votos.


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