Establecer un debate sobre la pertinencia de ir, o no, a elecciones parlamentarias en las actuales condiciones de Venezuela es caer en la trampa de la narcotiranía castromadurista. Una agenda reactiva, ante la que va imponiendo el enemigo totalitario, es parte clave de lo que nos toca rectificar y que debemos asumir de inmediato todos los libertarios venezolanos.

Atendí, con mi mayor interés, la entrevista que le realizó la gerente editorial de El Nacional, Alba Sánchez, al presidente encargado de Venezuela, ingeniero Juan Guaidó Márquez, para «En El Nacional TV”. Aún está disponible y recomiendo ampliamente se tomen su tiempo para verla.

Entendiendo perfectamente la interrogante que la periodista y abogada ucevista Alba Sánchez le hace al presidente encargado Juan Guaidó Márquez, palabras más palabras menos, referida a que mientras la narcotiranía está en el poder, aunque no puede resolver problemas de fondo y vitales a nuestro pueblo de cantidad y calidad de suministros de bienes y servicios, agua potable, electricidad, seguridad, alimentación, es decir, calidad de vida, sin embargo, nuestro pueblo le ve administrando el caos (gasolina, comida de subsistencia o conseguir un documento para cualquier cosa, como hasta enterrar a un familiar fallecido, este lo agrego yo).

Hoy lo que ve la gente es que el tiempo pasa y la tiranía sigue asumiendo el control del país. El que esté dentro del territorio está a su merced, pues no hay a quién recurrir ni legal ni humanitariamente. Ni policía, ni tribunales, ni fuerza armada detienen ninguna de las violaciones de los derechos humanos que la tiranía está llevando a cabo (la Comisión Bachelet servirá para el futuro, ahora es un saludo a la bandera).

Insiste la periodista, en la misma pregunta, sobre que la encargaduría de la presidencia legítima de Guaidó en estas circunstancias es una entelequia, pues no puede efectivamente gobernar y resolverle a la gente problema alguno. La respuesta, como del que no escuchó bien y que me motivó a titular mi columna de esta semana, fue precisamente “ahí está el detalle”, porque un gobierno legítimo sí puede acceder a los recursos para resolver los problemas de la gente.

La verdad es que no sé si el presidente encargado, Juan Guaidó, conoce la famosa frase de esa magnífica película de Mario Moreno Cantinflas, Ahí está el detalle. Imagino que por la trascendencia mundial del personaje mexicano es muy posible. Por ello imagino también que fue que no escuchó bien la pregunta sobre que su gobierno legítimo tampoco puede resolver realmente ninguno de los problemas que están matando a los venezolanos.

El 23 de febrero de 2019 es un recordatorio doloroso, sobre todo para los que manejamos información sobre las tomas de decisiones que ha habido respecto de si intervenir o no, cuando hay que imponer el uso de la “fuerza inteligente” para poder socorrer con una “intervención humanitaria” al pueblo venezolano. Entendemos que ello significa estar muy claros y dispuestos a asumir las posibles consecuencias colaterales y responsabilidades que conllevan a asumir las mismas. Si nos queremos entender entre los libertarios, y asumir las rectificaciones que haya que asumir, no podemos establecer un diálogo insincero entre nosotros mismos.

En el aquí, y en el ahora, estamos obligados a comprender que existe ilegitimidad de origen, pero que también existe ¡la deslegitimación de desempeño! Esta puede producirse por ausencia de eficacia o inacción ante un pueblo que sufre y que muere inútilmente. Las elecciones de abril de 2013 nos trae igualmente dolorosos recuerdos y aprendizaje de los costos por no asumir la defensa de las elecciones presidenciales ganadas por la oposición. El logro del 16 de julio de 2017, cuando se consultó al pueblo sobre constituir un gobierno de unión nacional, nombrar al nuevo CNE y nuevos magistrados del TSJ, fue una tarea incompleta y mal ejecutada.

¡El tiempo de rectificar se nos está agotando! Concuerdo con lo que dice la periodista y abogada ucevista Alba Sánchez con relación a la pandemia del virus chino, que debido a los gravísimos problemas que nos ha traído estamos frente a un nuevo escenario mundial. Le recomiendo presidente Guaidó que no crea esa frase que alguien le dijo, o usted está tentado a acariciar filosóficamente que “libertad y democracia no pierden su momento”. El pueblo de Cuba ha sufrido más de sesenta años y el nuestro lleva ya más veinte. “Ahí está el detalle”.

catedrainterncionalibertad@gonzalezdelcas


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