La reciente firma del Pacto Mundial, conocido como «Firma del acuerdo de paz», está intrínsecamente relacionada con la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, que busca establecer un marco global para un desarrollo sostenible y equitativo. Esta agenda, que incluye 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), pretende abordar desafíos globales como la pobreza, la desigualdad y el cambio climático, promoviendo un mundo más inclusivo y próspero para las personas y el planeta. Sin embargo, este pacto ha suscitado un intenso debate en diversos ámbitos, desde el político hasta el religioso.
Este artículo busca analizar críticamente los elementos presentados en relación con este pacto, examinando sus implicaciones desde una perspectiva bíblica y espiritual, así como sus repercusiones en la sociedad contemporánea. La interconexión de los temas abordados invita a reflexionar sobre el papel de la fe en tiempos de incertidumbre y cambio, y cuestiona si realmente se trata de un camino hacia la paz o, por el contrario, puede ocultar trampas espirituales que desvíen a las personas de sus convicciones y creencias fundamentales.
Promesas de paz y la advertencia bíblica
La promesa de un desarrollo sostenible y una paz mundial genera esperanza, pero también señala la necesidad de discernir las verdaderas intenciones detrás de estas promesas. En 1 Tesalonicenses 5:3, Pablo advierte: «Cuando digan: ‘Paz y seguridad’, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina«. Este pasaje subraya la alerta que los cristianos deben tener ante proclamaciones de paz que pueden ocultar un trasfondo de manipulación y control. La advertencia de Pablo sugiere que la búsqueda humana de paz, sin la guía de Dios, puede culminar en desilusión y sufrimiento, convirtiéndose en una trampa espiritual que aleja a las personas de la verdadera paz que solo se encuentra en Cristo.
La centralización del poder y sus riesgos
El Pacto Mundial otorga a la ONU un papel preeminente en la definición de justicia y la resolución de conflictos. Esto plantea interrogantes sobre la imparcialidad de un sistema que puede ser susceptible a influencias políticas y personales. En este sentido, Isaías 33:22 nos recuerda que «El Señor es nuestro juez; el Señor es nuestro legislador; el Señor es nuestro rey; Él nos salvará«. Al centrarse el poder en manos de unos pocos, se corre el riesgo de que las decisiones se tomen sin considerar los valores cristianos y la justicia divina, lo que podría llevar a la persecución de aquellos que defienden su fe.
La manipulación de la justicia puede resultar en la criminalización de prácticas religiosas que son vistas como intolerantes. Este escenario no es nuevo; en el libro de los Hechos, se observa a los apóstoles enfrentarse a la persecución por mantener su fe en medio de un sistema que deslegitimaba sus creencias. Al igual que en esos tiempos, hoy los cristianos deben prepararse para defender sus valores en un entorno que puede volverse hostil.
La vigilancia y el control global
La creciente vigilancia y control que se vislumbran en el marco del Pacto Mundial son preocupantes. La centralización del poder en un organismo global puede llevar a la erosión de la libertad individual y de la práctica religiosa. Proverbios 15:3 nos recuerda: «Los ojos del Señor están en todas partes, mirando lo malo y lo bueno«. Esta vigilancia divina contrasta con el control humano, que puede ser frío y deshumanizador. Dios, en su amor, nos observa no para oprimirnos, sino para guiarnos hacia la verdad y la justicia.
A medida que las naciones buscan soluciones a problemas complejos, la tentación de confiar en sistemas humanos crece. Sin embargo, Romanos 3:10-12 nos recuerda que «no hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda; no hay quien busque a Dios«. Esto nos invita a reflexionar sobre la necesidad de mantener nuestra confianza en Dios, quien es la única fuente de justicia perfecta y compasiva.
La fe en el contexto del pacto mundial
El análisis de los elementos presentados también revela un llamado a la acción para los cristianos. La fe debe ser el cimiento en tiempos de incertidumbre y cambio. En Juan 8:36 se nos dice: «Si el Hijo os hace libres, seréis verdaderamente libres«. Este versículo enfatiza que la verdadera libertad y paz provienen de una relación genuina con Cristo, no de las promesas vacías de los sistemas humanos. La dependencia de estructuras que prometen resolver nuestros problemas puede llevar a la decepción y a la pérdida de la fe.
La invitación a vivir una vida de oración y discernimiento es crucial en el contexto actual. A medida que el mundo enfrenta desafíos globales, los cristianos deben estar alertas y fundamentados en la verdad de las Escrituras. En un entorno donde las promesas de paz pueden ser engañosas, es vital que la fe guíe a los creyentes en la toma de decisiones, ayudándoles a distinguir entre lo que es verdaderamente beneficioso y lo que puede ser una trampa espiritual.
En Gálatas 5:7-8, se nos recuerda: «Ustedes corrían bien; ¿quién los estorbó para que no obedecieran a la verdad? Esta persuasión no provino de Aquel que los llamó«. Este pasaje advierte sobre el peligro de desviarse de la verdad divina y caer en engaños que parecen atractivos pero que pueden desviar a los creyentes de su propósito espiritual. La referencia a «correr bien» implica que los cristianos deben ser proactivos en su búsqueda de la verdad, evitando las trampas que pueden surgir en medio de promesas atractivas que carecen de fundamento en la fe.
Conclusiones y reflexiones finales
La reciente firma del Pacto Mundial, conocido como «Firma del Acuerdo de Paz», nos invita a reflexionar sobre las implicaciones de este acuerdo en el marco de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. Si bien esta agenda busca abordar desafíos globales como la pobreza, la desigualdad y el cambio climático, es fundamental analizarla desde una perspectiva espiritual y bíblica. En este sentido, el versículo de Daniel 9:27 cobra relevancia, ya que profetiza la aparición de un príncipe que hará un pacto que, aunque inicialmente parece prometer paz, culminará en la ruptura de esa paz y la profanación del templo. Esta profecía nos advierte sobre la posibilidad de que acuerdos aparentemente benévolos puedan tener fines oscuros, especialmente cuando son impulsados por figuras que no buscan el bienestar espiritual de la humanidad.
La relación entre el Pacto Mundial y las profecías bíblicas sugiere que debemos ser cautelosos y discernir no solo las intenciones visibles detrás de estos acuerdos, sino también las consecuencias que pueden surgir de ellos. Este discernimiento se complementa con la advertencia del Libro de Apocalipsis, que nos recuerda que en los últimos tiempos habrá engaños y falsas promesas que pueden seducir incluso a los más fieles. En Apocalipsis 13:14 se menciona que el engañador realizará grandes señales para seducir a los habitantes de la tierra, lo que resuena con la necesidad de estar alerta ante las promesas de paz que podrían no ser más que un velo para un propósito más siniestro.
En este contexto, la figura de María, tal como se menciona en el Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen María, debe resplandecer como un faro de misericordia, poder y gracia. Debe ser un refugio para los pobres pecadores y los extraviados que buscarán volver a la Iglesia. En tiempos de confusión, María actúa como un recurso divino contra los enemigos de Dios y aquellos que buscan seducir a los fieles con promesas vacías. La hostilidad irreconciliable entre María y el diablo simboliza la lucha constante entre el bien y el mal, un recordatorio de que la intercesión de la Santísima Virgen es crucial para aquellos que buscan mantenerse firmes en su fe.
Así, mientras navegamos por el complejo paisaje de los acuerdos globales y el desarrollo sostenible, no podemos perder de vista la importancia de basar nuestras decisiones en principios divinos y en la verdad de las Escrituras. Debemos buscar la guía de Dios a través de la oración y el discernimiento, confiando en que, a través de María, encontramos la gracia y el poder necesarios para enfrentarnos a los desafíos que se nos presentan. En última instancia, el llamado es a permanecer vigilantes y a discernir no solo con la mente, sino también con el corazón, para que nuestras acciones y decisiones estén alineadas con la voluntad divina en un mundo que a menudo se presenta lleno de engaños y promesas vacías.
¡Al final, el Inmaculado Corazón de la Virgen María triunfará!
Artículo anterior:
Crisis de fe en un mundo de frialdad espiritual y auge del paganismo (El Nacional, Noviembre 9, 2024) https://bitlysdowssl-aws.com/opinion/crisis-de-fe-en-un-mundo-de-frialdad-espiritual-y-auge-del-paganismo/
Pedro Morales. Economista ULA. Profesor Titular ULA-UNET. Proyecto educativo: “Salve María Auxiliadora, economía de la salvación y de la felicidad verdadera”. Predicador-Declamador Mariano. Conferencista: Economía Transpersonal-Cuántica. Postulante a Rector de la Universidad Nacional Experimental del Táchira. (UNET) [email protected] / WhatsApp +58 416 8735028
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