Las ideas que expongo a continuación corresponden en realidad a un papel de trabajo que sirvió de guía para el conversatorio del día primero de abril de 2022 en el Colegio de Médicos del estado Mérida, en ocasión del I Encuentro de Líderes Sociales y Comunitarios por Venezuela. Es un papel producto de discusiones en grupos universitarios de diferentes ideologías, compilados y escritos bajo mi absoluta responsabilidad sin pretender ninguna autoría.
Crisis universitaria
La diatriba gobierno-universidad-gobierno comienza de nuevo cuando en 1960 se rompe el espíritu de cordialidad y camaradería que había dado origen a la Ley de Universidades de 1958 para ser aplicada a las universidades públicas autónomas: UCV, ULA, LUZ y a las privadas UCAB y USM. Estos desencuentros se profundizan entre los años 1966 y 1969 porque el gobierno insistentemente acusa a las universidades autónomas de ser un reducto de izquierdistas, cabezas calientes, comunistas, desestabilizadores, y de ser un punto de apoyo para los movimientos guerrilleros que el gobierno combatía ferozmente con los famosos teatros de operaciones conocidos como los TO. En el hato La Marqueseña de Barinas funcionaba el TO3.
Los desencuentros se acentúan y el gobierno democrático allana a la UCV, destituye a sus autoridades electas, la cierra por un período corto de tiempo, y produce en diciembre de 1970 una reforma parcial a la Ley de Universidades de 1958, que algunos pensadores universitarios han catalogado como una reforma antiautonómica y otros creen que se produjo para salir de J. María Bianco y de Pedro Rincón Gutiérrez. El gobierno aprovecha también el momento para acusar a las universidades autónomas de no cumplir cabalmente con sus funciones y comienza a autorizar la creación de universidades privadas, y a crear universidades nacionales públicas experimentales cuyas autoridades eran designadas por el gobierno nacional, también crea institutos universitarios politécnicos, colegios universitarios, institutos pedagógicos, institutos militares, etcétera. Estos hechos contribuyeron a debilitar a las universidades autónomas, que siguieron conservando su prestigio académico y la primera opción en las aspiraciones del estudiantado, y eran el soporte y la organización de las manifestaciones por los derechos de sus comunidades universitarias y del pueblo venezolano. Seguían siendo estas instituciones una piedra en el zapato para quien las financiaba casi totalmente y les garantizaba con problemas y crisis su existencia.
El gobierno comienza a sentirse incómodo por el desorden propiciado por ellos mismos al haber creado tantas instituciones tan diversas, con orígenes y motivaciones diferentes para su creación, y distribuidas en la mayoría de las capitales de los estados. Les asigna una etiqueta pomposa y las denomina: subsistema de educación superior y como decimos en criollo, ahí mete hasta al gato, independientemente de su carácter autonómico o no, de la calidad y pertinencia de sus programas de estudio, de su carácter público o privado, y paralelamente hace esfuerzos inútiles desde el 1980 hasta el 1999 para crear un nuevo instrumento jurídico que ponga orden en el desorden. Este esfuerzo ha sido infructuoso hasta el momento de este encuentro. El Dr. Roberto Rondón Morales y su grupo Miradas Múltiples hacen un extraordinario análisis de las causas del fracaso de todos esos intentos fallidos por aprobar ese nuevo instrumento jurídico cuyo último intento en el año 2010, llegó hasta la aprobación de la AN, pero no pasó la promulgación por parte de Hugo Rafael Chávez Frías, quien afortunadamente la vetó.
En el período del comandante Chávez se continuaron creando universidades, y bajo la figura de la Misión Alma Máter su creación era expedita, porque no necesitaban el filtro del CNU donde las universidades autónomas aun conservaban la mayoría para la toma de decisiones. El gobierno, organiza y transforma a todas estas instituciones bajo la figura de universidades. Hoy en Venezuela existen 67 universidades nacionales bajo las denominaciones de autónomas, experimentales, territoriales, especializadas y privadas. Todas estas instituciones están confrontando una gran crisis, y están luchando por su existencia. Toda esta crisis política y existencial de la universidad se puede resumir en pocas frases: la existencia desde tiempos inmemoriales de la figura del o de la dominante y el dominado, expresada en tiempos de barbarie en términos de: yo te di la vida y tengo derecho a quitártela, o en tiempos más recientes, mientras vivas en esta casa, aquí se hace lo que a mí me dé la gana.
Características más importantes del contexto universitario actual.
La situación política difícil que se vive en el país por la actuación autoritaria, sin separación de poderes, sin control de ninguna naturaleza, y con todos los poderes concentrados en una sola persona ha ocasionado que el gobierno de Nicolás Maduro ejerza un control férreo, sin meter una tanqueta adicional o disparar más gas del bueno, sobre las universidades. Esto lo ha hecho básicamente controlando y administrando directamente casi todo el presupuesto que por ley le corresponde a las universidades, y permitiendo que la democracia universitaria sufra un golpe mortal tanto en su definición como en su práctica, permitiendo que las autoridades universitarias desde el rector hasta los decanos permanezcan indefinidamente en el poder, y que estas se sustituyan desde los consejos de facultad, el consejo universitario, o el CNU cuando una de ellas muere, se enferma, renuncia al cargo, o simplemente lo abandona y se marcha, sin que los sustitutos tengan planes y programas para las facultades, o para el cargo que desempeñarán.
El gobierno ha cansado a las autoridades, los ha empobrecido en términos de la generación de ideas tanto para gobernar como para orientar al país en la solución de sus problemas fundamentales, y al pueblo universitario lo han empobrecido económicamente y le han robado el futuro y las esperanzas.
Debe señalar con tristeza que la crispación política que existe entre las múltiples oposiciones en el país, se ha trasladado al pueblo universitario y a sus autoridades. Hay un desencuentro casi irreconciliable, como lo hay en el país, entre las distintas fuerzas políticas de la oposición en la universidad y en menor grado, también existe ese fenómeno en el chavismo. Pareciera que el espíritu universitario se fue de viaje, o que las sombras están venciendo a la casa. La aparición de la pandemia, el cierre técnico temporal de muchas universidades entre ellas la ULA, y el grado acelerado de empobrecimiento de sus miembros, potenció la migración de los miembros de las comunidades universitarias hacia otros países en busca de mejores condiciones de vida.
El gobierno de Maduro confeccionó y encuentra hoy a unas universidades con un personal prácticamente empobrecido, con sindicatos y asociaciones gremiales sin dinero, con poca convocatoria y sin reconocimiento gubernamental porque el gobierno solo reconoce y discute las convenciones colectivas con sus aliados políticos, con un personal docente y ATO sin seguridad social, con la infraestructura y laboratorios en condiciones de difícil recuperación, con hurtos y robos sin descanso, sin transporte universitario, comedor, becas, y servicios de salud para sus estudiantes, sin poder pagar directamente la nómina, y con una disminución drástica de sus trabajadores y estudiantes producto de la migración.
Todo este contexto, preparado o no, con éxito por el gobierno de Nicolás Maduro, hace las veces de puerta de entrada a este nuevo instrumento jurídico que el gobierno de Nicolás Maduro quiere aprobar con premura, y que como es costumbre, así nos condicionaron, los universitarios estamos divididos entre quienes creemos que aunque esta nueva ley no resolverá nuestros problemas fundamentales, es una buena oportunidad para organizarnos, reencontrarnos los universitarios, discutir abiertamente sobre la universidad que tememos, que dista mucho de la que queremos, expresar nuestro modelo de universidad y de ser posible, minimizar los daños colaterales, o producir un instrumento para el mejoramiento institucional y para la posteridad, también hay quienes creen que no vale la pena discutir porque esta ley no resolverá nada, ´porque es un elemento distractor para que no se discutan los problemas del país, o simplemente, porque el gobierno igualmente hará lo que le dé la gana, otros no se dan por enterados, y otros simplemente dicen que no solo no la discutirán sino que enfrentarán esa ley con todo. Mientras, la crisis continúa… Y el gobierno avanza en la discusión del nuevo instrumento jurídico que se aplicará a las universidades venezolanas.
Se recomienda la lectura de la advertencia Número 42, donde se tratan algunos puntos de principio que creemos debería contener la nueva Ley de Universidades en su espíritu, propósito y razón para que sea una ley para la posteridad, para el desarrollo y mantenimiento institucional, y no una ley para resolver problemas políticos coyunturales.
@LesterYomar
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