¿Adónde se nos fue la Navidad? Se habla de Nochebuena, pero mientras algunos están en grandes banquetes, otros escarban entre la basura algún residuo que sirva de aliciente para disimular aunque sea de manera contaminada el ardor de sus estómagos, porque al final ese es el “pan de cada día” que subyace en la humanidad.
¿Adónde se nos fue la Navidad? Son los brindis en los cuales las costosas bebidas de champagne, vinos o licores escoceses adornan las mesas de quienes tienen la oportunidad de encontrar en ellas los festejos para celebrar sus éxitos, mientras que desde las calles, seres ignorados intentan encontrar un poco de agua que pueda calmar el cansancio de sus rostros, tal vez por ello, esa misma humanidad no establece diferencias entre esos líquidos porque en ambos casos son para “calmar la sed”.
¿Adónde se nos fue la Navidad? Pues, algunos lucirán las prendas, ropa y calzados que generen la particularidad del “buen vestir”, también habrá quienes caminen descalzos, con indumentaria vieja, rota o muy desgastada en donde la única chaqueta para el frio será lo inconsútil, que irónicamente “genera el amor” hasta para quienes luzcan maravillosos atuendos.
¿Adónde se nos fue la Navidad? Cuando desde lo más profundo de la naturaleza y nuestros ríos, habrá minas de oro convertidas en enormes jolgorios hasta de orden “cristiana” y de “paz” explotadas por unos pocos que envenenan las aguas y los alimentos de nuestras plantas, flores, animales y hasta grupos indígenas. Es el contraste de ver en “natividad” cómo el brillo de un metal que solo sirve para la ostentación de quienes lo lucen en sus cuellos o dedos se convierte a su vez en la destrucción de nuestros paisajes, llegando a la barbarie de ver la oscuridad en que mueren degollados y mutilados quienes alguna vez fueron los auténticos dueños de esos espacios, y en donde para justificar la expoliación de esas tierras ancestrales, las leyes naturales fueron sustituidas por “leyes constitucionales”.
¿Adónde se nos fue la Navidad? Llena de luces, arbolitos y fuegos artificiales que opacan las constelaciones que nos regala la nocturnidad con una sociedad reunida para celebrar un “advenimiento”, y cuyo infinito desde olvidados y execrados pueblos, otros seres esperan que alguna de esas estrellas generen un poquito de pristino en sus opacadas vidas por fuerza del destino. Poco importa cuáles sean las luces. Para eso están los privilegiados que controlan los gobiernos y regímenes del mundo quienes tienen “alumbrado” el porvenir de toda nuestra flora, fauna, naturaleza y universo, así como la inmensa mayoría de vidas de nuestros niños, mujeres y hombres.
¿Adónde se nos fue la Navidad? ¿O es que acaso la excentricidad de un templo “religioso” es distinto ante los rimbombantes nombres de los lujosos palacios presidenciales y de jefes de “Estado” y de “gobiernos” cuyos discursos de “amor, amor y más amor” para recibir el nacimiento de un niño, cambiará que muchos de esos niños que vienen al mundo todos los días, finalmente obtengan el adamar para una existencia siempre prometida y tantas veces negada?
¿Adónde se nos fue la Navidad? Es una respuesta en la que unos la “celebrarán” por razones históricas, culturales, familiares y hasta políticas, económicas y religiosas, porque se convertirá en un “día especial” de esas vidas, pero habrá otros que sin ni siquiera saber el significado la llorarán, porque se convertirá en un día más que forma parte de sus días y días en el recorrer de sus “vidas”.
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