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Adiós 2024

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En este escrito de cierre del año 2024 trataré, me esforzaré en dejar algo que pueda parecer útil, es mi preocupación. Creo firmemente en las palabras de Arturo Pérez Reverte, aunque parezcan petulantes: no combinan analfabetismo y democracia, por una sencilla razón, el analfabetismo nos restringe en un mínimo agujero para ver el mundo, nos roba todo aquello que los más sabios han aportado al conocimiento universal, simplemente porque no podemos verlo, entender e incorporar en nuestras vidas, “un pueblo analfabeto no puede ser democrático al carecer de la capacidad de discernir, le es imposible saber cuándo es manipulado, tener memoria histórica verdadera, sin engaños y sobre todo saber adónde va. Desconocer adónde vamos, cual sociedad estamos construyendo en una responsabilidad de los que dirigen y de los dirigidos”.

 En esta ruta hay que acercarse a conceptos esclarecedores que funcionan como lentes poderosos par tratar de entender nuestras posibilidades como seres humanos y como sociedad. Creo que es importante iniciar por un principio insustituible, entendernos como seres humanos, esa extraña creación dotada no solo de vigor físico sino sobre todo de una combinación fantástica insuperable: razón, espíritu y corazón. El coctel más poderoso que existe en el planeta tierra y quizás también en otras galaxias que ignoramos. Sin afanes petulantes de sabihonda -lo cual no soy- pretendo mostrar algunas ideas que han sido valiosos en nuestra efímera existencia. La primera, y perdonen por repetirlo tanto, ha sido lograr acercarnos a un concepto de ser humano que nos tranquilizara, pero a la vez nos inquietara, después de mucho explorar nos topamos con una costa empedrada, muy abrupta y riesgosa, entender que el “ser humano es solo una posibilidad de ser”. Agarrarse de este concepto es vivir permanentemente en equilibrio como funambulista, viendo el piso moverse, sin plataformas duras y fijas que nos sirvan de sustento. Si somos una posibilidad, todo estará siempre en juego, a cada segundo habrá que decidir, tomar caminos desafiantes que nos conduzcan a otros cada vez más complejos.

Si solo somos una posibilidad de ser, frente a nosotros la vida se convierte en un permanente desafío, hay que vivir tomando decisiones, nada está escrito, tenemos que escribir el guion de nuestras vidas. Hay que agradecer a Martin Heidegger que nos haya abierto esa compuerta hacia el cielo y el infierno, nada está escrito en piedra todo es como escribir en la arena del mar, cualquier ola puede borrar las ideas. Sin embargo, aceptar esta propuesta es quizás lo sublime del ser humano que puede decidir que debe ser y luchar con las pilas cargadas de ese supuesto ilimitado. El rasgo diferencial del ser humano es un desafío y a la vez una aventura. Si el ser humano es una posibilidad, el cielo y el infierno se abren ante nosotros, un desafío que solo se resuelve con decisiones, con posturas, con la posibilidad moral de elegir. 

En este camino de intentar aclararnos surge otro gran tema, entender la realidad, allí nos topamos con otro temido universo de ideas, ideologías, conocimiento, historias, experiencias, realidades, filosofías, todo siempre muy confuso. En este sendero quizás lo que más ayuda es ahondar en búsqueda de un cierto orden, en esto hemos recibido una refuerzo muy reciente que nos acerca  a tratar de entender la realidad con  postulados magníficos como el de los llamados institucionalistas, aquellos que creen que esas entidades que pueblan la realidad se pueden calificar o son “instituciones” y que estas se definen como nos dice Edward North  en  su texto Instituciones, Ideología y Desempeño Económico como “«restricciones ideadas por el hombre que estructuran interacciones políticas, económicas y sociales». Las restricciones, como North describen,  conciben como reglas formales (constituciones, leyes, derechos de propiedad) y restricciones informales (sanciones, tabúes, costumbres, tradiciones, códigos de conducta) que generalmente contribuyen a la perpetuación del orden y la seguridad dentro de un mercado o sociedad. El grado en que son efectivos está sujeto a diversas circunstancias, como la fuerza coercitiva limitada del gobierno, la falta de un estado organizado o la presencia de un fuerte precepto religioso”.

Este abordaje conceptual permite a North describir el desarrollo económico de las sociedades como si ocurriera en etapas, comienza con intercambio local dentro del pueblo. En este contexto, la especialización «es rudimentaria y la autosuficiencia caracteriza a la mayoría de los hogares», con el comercio a pequeña escala en las densas redes sociales de restricciones informales que facilitan el intercambio local y un costo de transacción relativamente bajo. En esta red muy unida, «las personas tienen una comprensión íntima del otro, y la amenaza de la violencia es una fuerza continua para preservar el orden .​

Con el crecimiento, el mercado se extiende más allá del pueblo a regiones más grandes e interconectadas. A medida que los participantes de una transacción se vuelven más distantes socialmente, los términos de intercambio deben hacerse más explícitos. Este aumento en los costos de transacción requiere instituciones que reduzcan los riesgos de ser engañados, ya sea al elevar «los beneficios de las soluciones cooperativas o los costos de la deserción».

Como el comercio a larga distancia se vuelve más factible, generalmente a través de caravanas o largos viajes en barco, individuos y grupos experimentan una especialización ocupacional y geográfica. La sociedad también experimenta un aumento de los centros comerciales formales (lugares de reunión temporales, ciudades o pueblos). Del desarrollo del comercio a larga distancia surgen dos problemas de costos transaccionales”.

North nos proporciona unas nuevas herramientas para entender, descubrir e interpretar realidades, comprender las diferencias entre oriente y occidente, diría humildemente,  valorar las “instituciones” que ha creado occidente. Nail Fegursson uno se los historiadores más brillantes de la humanidad nos dibuja un camino para entender Occidente hoy en día, cuando pareciera que se avecinan nuevos combates entre oriente y occidente, propone seis caminos como respuesta para explicar ¿Qué permitió a la civilización de Europa occidental dominar a los aparentemente superiores imperios orientales? Según Niall Ferguson, Occidente logró desarrollar seis poderosos instrumentos: 

  1. La competencia, una descentralización tanto de la vida política como de la económica, que sirvió de trampolín, tanto a los estados- nación  como al capitalismo
  2. La ciencia, un modo de estudiar , comprender en última instancia, transformar el mundo natural, que dio a Occidente una importante ventaja militar frente al resto del mundo.
  3. El derecho de propiedad: el imperio de la ley, como medio de proteger a los propietarios, privados y de resolver pacíficamente las disputas entre ellos, lo que constituyó  la base de la forma más estable de gobierno representativo.
  4. La medicina, una rama de la ciencia que permitió una importante mejora de la salud y la esperanza de vida.
  5. La sociedad de consumo una forma de vida material en que la producción y la compra de ropa y otros bienes de consumo desempeñan un papel fundamental y sin la que la revolución industrial hubiese sido insostenible.
  6. La ética del trabajo. Un marco moral y un modo de actividad derivado del cristianismo protestante, que proporciona el tegumento que mantiene unida a la sociedad dinámica y potencialmente inestable.

Ferguson nos pregunta: ¿La cuestión fundamental hoy día es si Occidente ha perdido el monopolio de estos seis resortes del poder global? Podríamos agregar: ¿Está defendiendo estos logros históricos?

En su libro Civilización para averiguarlo nos lleva a un extraordinario viaje alrededor del mundo, del Gran Canal en Nankín al palacio de Topkapi en Estambul; del Machu Picchu en los Andes a la isla del Tiburón en Namibia; de las altas torres de Praga a las iglesias secretas de Wenzhou. Es la historia de los barcos de vela, los misiles, los títulos de propiedad, las vacunas, los pantalones vaqueros y las biblias chinas. Es la versión definitiva de la historia global contemporánea.

En la ruta de Ferguson, apoyándose en la conceptualización institucionalista de Edward North, los sociólogos Daron Acemoglu y James Robinson proponen explicaciones sobre por qué fracasan los países.

Allí buscan explicaciones sore el origen del poder, la prosperidad y la pobreza. Su respuesta es que la prosperidad de un país depende de la calidad de sus instituciones políticas, económicas y sociales.

La propuesta de estos economistas parte de la distinción entre instituciones inclusivas y extractivas. Por un lado, las instituciones inclusivas son aquellas que fomentan la participación amplia en la economía, promoviendo la competencia, la innovación, la independencia de los reguladores, la alternancia en el poder, la igualdad de oportunidades y el respeto a la propiedad privada. Este tipo de instituciones crean un entorno donde la mayoría de la población puede aprovechar las oportunidades para mejorar su bienestar, lo que impulsa el crecimiento económico sostenido. Por otro lado, las instituciones extractivas tienden a bloquear cualquier cambio que amenace los intereses de la oligarquía dominante. Estas instituciones son corruptas, colonizan los organismos reguladores, no tienen separación de poderes (entre el legislativo, ejecutivo y judicial) y limitan la libertad de expresión, el acceso a la educación, la innovación y el emprendimiento, lo que dificulta el desarrollo económico y perpetúa la pobreza y la desigualdad. El ejemplo más usado para entender estas ideas es comparar las noches oscuras de Corea del norte con el brillo resplandeciente de Seúl y su gente que lograron derrotar hace pocas horas de forma pacífica  un intento de imponer una ley marcial a un pueblo libre.

La conclusión de los autores es que el desarrollo económico sostenible depende de la creación y el mantenimiento de instituciones inclusivas. Esto implica fomentar la participación política, limitar el poder de las élites y asegurar el respeto al estado de derecho. Es imprescindible en este corto y algo improvisado recorrido mencionar lo que ocurre en el terreno de la subjetividad humana y las nuevas propuestas de la psicología positiva. Esta nueva concepción adelanta de manera formidable con una nueva visión que enriquece los postulados anteriores.

Principales características y ventajas de la psicología positiva

La psicología positiva iniciada por Abraham Maslow y avanzada por el psicólogo norteamericano Martín Seligman busca ir más allá de lo objetivo y conectar con las motivaciones, necesidades e inquietudes. Pero además posee otros beneficios y características como: 

  • Premia o da mayor relevancia a aquellas actividades que son realizadas de forma correcta por las personas, en lugar de centrarse en aquellas que no se desarrollan correctamente y en las que se cometen fallos.
  • Permite regular las emociones entendiendo que estas no son consecuencia de lo que pasa a nuestro alrededor, sino de cómo se interpreta lo que sucede en el entorno. Por eso, esta rama de la psicología busca entrenar a los individuos para que puedan adaptar sus emociones y que jueguen a su favor y no en su contra.
  • Intenta comprender el día a día de una persona e indica que, más allá de para alcanzar la felicidad, los individuos deben buscar un compromiso real con lo que hacen.
  • Se centra en aspectos personales de la vida como la felicidad, autoestima, satisfacción y  valores.
  • Ayuda a favorecer la autoestima y a que cada individuo sea realista consigo mismo; es decir que la visión propia de cada uno se ajuste a las destrezas reales que se poseen y a las habilidades que se tienen para mejorar ciertas tareas.
  • Posibilita enfrentar posibles fracasos y entender que gran parte de ellos se dan por elementos que no se podían controlar, pero sí elegir cómo nos afectan.
  • Facilita pautas para emprender proyectos, permitiendo que el individuo pueda salir de su zona de confort y enfrente ciertas incomodidades iniciales que luego le llevarán a lograr y celebrar sus objetivos. 
  • Permite desarrollar el liderazgo. No todo el mundo tiene esta competencia desarrollada ni se puede aplicar a todos los ámbitos, pero sí se puede orientar a ciertos contextos y facetas, ya sea en lo personal o en lo profesional.
  • Impulsa el empoderamiento, posibilitando que las personas sean capaces de tomar decisiones importantes y asumir las consecuencias de un modo constructivo.

Finalizamos este pequeño espontáneo e improvisado viaje de fin del 2024 invitando a todos nuestros lectores a profundizar en aquello que les atraiga y los mueva en una reflexión positiva partiendo de la idea madre “los seres humanos somos sólo una posibilidad de ser”. Bienvenido entonces el 2025 por que estamos empeñados en crear el camino altruista de la libertad” Cierro con palabras del maestro Antonio Escohotado “Aprender, recibir consejos prácticos, morales, espirituales. Lo más apreciado en el ser humano es la capacidad de aprender, desentrañar, desatar nudos, comprender la raíz de lo que parece evidente y no lo es. Por ello, ahora ausculto todos los misterios, oigo todos los consejos que tengan a bien ‘regalarme’ considera la posibilidad esencial del ser humano como ente viviente, aprender, rastrear la verdad.  Perseguir la irradiación de una idea constituye nuestro mayor tesoro”.

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