Escribo este artículo el 13 de septiembre, fecha de cumpleaños de Acción Democrática (AD), aceptada como tal desde que en 1941 se realizó, ese día, en el Nuevo Circo de Caracas, su primera gran concentración popular. Se celebran ahora 81 años de actividad política.
Es preciso hacer algunas consideraciones sobre el tránsito existencial, sobre el abolengo histórico, de AD. En ocasiones anteriores he afirmado que, antes de que apareciera públicamente en el escenario político, Acción Democrática ya existía en el subsuelo del sentimiento nacional y que, al extraerla de allí, podría decirse que sus líderes no son fundadores, sino descubridores del partido.
En la biografía de AD hay tres antecedentes organizativos importantes.
El primero, bajo la dictadura de Juan Vicente Gómez, fue la formación, por exiliados políticos, de ARDI (Agrupación Revolucionaria de Izquierda), que propone un proyecto político que se fundamenta en el análisis de la situación venezolana hecho por el famoso Plan de Barranquilla, firmado el 22 de marzo se 1931 por 12 de esos exiliados venezolanos, encabezados por Rómulo Betancourt. Ese plan marca distancia ante los caudillos tradicionales, al señalar críticamente que el esfuerzo y la labor de estos están “polarizados exclusivamente hacia una finalidad inmediata: la de derrocar el gomecismo”, sin considerar que “coexistiendo con la tarea concreta de acopiar elementos de todo orden para la lucha armada, debe desarrollarse activamente otra de análisis de los factores políticos, sociales y económicos que permitieron el arraigo y duración prolongada del orden de cosas que se pretende destruir”. El plan plantea que la organización político-económica semifeudal del país entonces existente, era una supervivencia que se trasegó, más allá de la independencia política, de la colonia a la república. La clase mantuana criolla sustituyó a la metrópoli en el dominio económico y la explotación de las masas, y por eso las leyes de la república le garantizaron “su posesión privilegiada de casta poseyente de cultura y de tierras”. Por estar incapacitada para gobernar sola, la burguesía latifundista tuvo que pactar con los caudillos, “con una casta de hombres surgidos de los azares de la guerra y con profundos arraigos en la conciencia popular”. En lo que respecta a la penetración capitalista extranjera, el Plan expresa que entre el capitalismo extranjero y la casta latifundista-caudillista criolla ha habido una alianza tácita en toda época. El antiguo capitalismo exportador de mercancías como el de la etapa imperialista, exportador de capitales, han hallado siempre en Venezuela una zona fácil de dominio por la ausencia de previsión nacionalista en nuestros gobernantes”. El plan concluye con un Programa Mínimo de ocho puntos. El historiador Manuel Caballero estima que el Plan de Barranquilla, inspirador de la creación de ARDI, “es el primer documento de la modernidad en Venezuela”. Y el gran ensayista Mariano Picón Salas, juzga que “el Plan de Barranquilla pudiera ser, en la nueva revolución de independencia venezolana, como un nuevo Mensaje de Cartagena o una nueva Carta de Jamaica”.
El segundo antecedente de Acción Democrática, ya muerto Gómez y el general López Contreras ejerciendo la Presidencia de la República, fue ORVE (Organización Venezolana) que en una primera etapa se definía como un simple movimiento y pasó a definirse en una segunda etapa, desde el 1° de agosto de 1936, como partido político, con Rómulo Betancourt ocupando la Secretaría General y con nuevo programa y tesis sectoriales.
El tercer antecedente de AD fue el PDN (Partido Democrático Nacional) en la clandestinidad, que celebró en Caracas, entre el 27 y el 30 de septiembre de 1939, su primera Conferencia Nacional con la participación de delegados de sus seccionales y de sus fracciones periféricas (legislativas, edilicias, sindicales, profesionales, etc.). Se aprobaron la Tesis Política, el Programa y los Estatutos, y se eligió en esa Conferencia la nueva Dirección Nacional del partido, encabezada por Rómulo Betancourt como secretario general.
Es ese PDN clandestino el que, cambiando de nombre, se va a convertir, ya bajo el gobierno del general Isaías Medina Angarita, en Acción Democrática.
De eso, hablaré la próxima semana.