El acuerdo de cooperación entre el gobierno interino de Venezuela y la DEA (Departamento de Antidrogas de los Estados Unidos de Norteamérica) fue una interesante noticia en medio de una semana repleta de contradicciones, traiciones y caída de máscaras por parte de un grupo de dirigentes que servían de quintacolumna dentro de los factores democráticos.
Una alianza técnica y operativa entre las legítimas autoridades de Venezuela con el órgano principal de la lucha contra el narcotráfico es un avance en la dirección correcta, tal como ha sido planteado de manera reiterada por María Corina Machado.
Es un paso hacia el objetivo del cese de la usurpación y mientras más rápido se actúe en esa ruta, menor será el costo en vidas y recursos.
Los venezolanos nos enfrentamos a un poder usurpado, el cual tejió su control en pactos y nexos con grupos ilegales, terroristas y delincuentes organizados, los cuales le dan piso económico a un modelo fracasado y hamponil que somete a la miseria a 30 millones de venezolanos.
Es por ello que no solo necesitamos la ayuda de la DEA sino de todos los organismos de seguridad del mundo para enfrentar esas fuerzas oscuras que se han desplegado en Venezuela.
Quienes gobiernan en Miraflores tienen las manos manchadas, no solo de la sangre de los venezolanos caídos en las protestas pacíficas, no solo de aquella derramada en los calabozos de la policía política, sino también de aquella que emana de los tratos que han hecho con dictaduras y mafias.
Para nadie es un secreto que a varios relacionados con la más alta jerarquía del régimen los capturaron con las manos en la masa y el cuello hundido en un pozo de inmundicias; lo que demuestra cómo el narcotráfico se infiltró en el Estado venezolano, como si estuvieran cumpliendo el histórico sueño de Pablo Escobar.
Por tanto, la nación ve con interés la decisión de una alianza entre el gobierno interino con la DEA. El país decente, democrático y amante de la libertad aplaude esta iniciativa, ya que es necesario limpiar las instituciones venezolanas de la suciedad creada, consolidada y fomentada por eso que mientan el socialismo del siglo XXI.
Es menester, y cada vez más importante, que el presidente interino y la legitima Asamblea Nacional, en estos meses por delante, cumplan con la obligación histórica de profundizar la alianza con Estados Unidos y demás países de Europa y América Latina, para conseguir la materialización de la Operación de Estabilización y Paz para Venezuela (OPE).
Ya enérgica y claramente María Corina Machado ha presentado el plan, los pasos y los medios para definir esta estrategia de liberación y reinstitucionalización de Venezuela; no es hora para la timidez, ya la líder de Vente Venezuela ha sido franca, directa y puntual, solo falta que se le dé la cara a toda la nación y se actúe.
La estabilización y la paz de Venezuela, esto es cada día más evidente, no es un asunto exclusivo de los venezolanos sino que se ha transformado en un problema de seguridad continental.
Los lazos entre el régimen usurpador con dictaduras, mafiosos y con extremistas islámicos es una amenaza para las democracias occidentales.
Solos no podemos, necesitamos a la DEA y demás organismos internacionales que luchan por combatir el crimen y el terrorismo. Así de claro, así de simple.