La antigua locución latina, atribuida a Catón el Censor y que traducida es una orden de destruir Cartago, luce como una maldición para el «Partido del Pueblo» fundado por Rómulo Betancourt «para hacer historia», una que hoy está roída por un género de insectos, científicamente identificados como «isópteros» -comején, termitas, polillas, emparentados con cucarachas- y que se infiltraron en las bases de la organización a través de una dirigencia conocida como «Diente Roto», a la que en un momento, por lo demás evidente, Carlos Andrés Pérez llamara «un cascarón vacío» y alguien agregó: «donde se pelean unos borrachos por una botella vacía».
Pues bien, con el ciudadano Henry Ramos Allup comenzaría una autocracia partidista y la judicialización de Acción Democrática, tiempo después revertida a nombre de Bernabé Gutiérrez, donde el insecto aún permanece, sin importar el sentimiento histórico hacia el partido, estúpidamente convencidos de que detrás de su simbología se van los de siempre, su honesta militancia y en esta crisis, sin ningún mea culpa, proclaman que con «AD se vive mejor», cuando lo responsable sería que con «AD se podría vivir mejor». Pero no ¡volveremos al poder!, carecemos de discurso. Y así vemos cómo un militante, aspirante presidencial, negocia otra posición y al no ver su posibilidad arguye «relevo generacional», como si la política es un almanaque, ignorando que ello viene de lo que han llamado «espíritu del tiempo», ni se impone ni se decreta.
Otro aspirante se le adelanta al régimen, que con sus razones exige la suspensión de unas medidas económicas por parte del gobierno de Estados Unidos, al que le hace coro Fedecámaras, sin duda por sus intereses que respetamos. En cada caso se alega que el perjudicado es el pueblo y si ello es así, hay que revisarlo política y económicamente, pero eso de solicitar que la Dirección Nacional del partido discuta una pregunta, sólo una: ¿Está de acuerdo con las sanciones impuestas por Estados Unidos?, luce no solo irrespetuoso al legítimo derecho de opinar en un colectivo, sino que da derecho a pensar en conversaciones con el gobierno y eso es inaceptable, además de otra extraña propuesta, la de imponerle impuestos a quienes han emigrado del país, ¡por favor!
Los citados precedentes nos remiten a la destrucción de Acción Democrática «Delenda Est» usurpada por el mismo Ramos Allup y nadie reacciona, sino que confunde y desanima, y en medio de eso cunde la anarquía, bien porque «si no soy yo» o, el mismo juego del G4, «lo que está a la vista no necesita anteojos». Pero hay algo más allá del realismo mágico de García Márquez en su Macondo de Cien años de soledad, que no es Venezuela, pero sí puede ser Cartago por el saqueo a que fue sometida. ¿Qué otra cosa han hecho los catones civiles y militares venezolanos estos últimos 23 años y sus colaboradores opositores al servicio de la Cuba comunista, Rusia, China e Irán, sino saquearla y destruirla con y sin sanciones en Pdvsa? ¿Qué diferencia hay entre los sobrevivientes de Cartago, humillados y esclavizados por los romanos y los venezolanos huyendo, presos o exiliados?
Vistas así las cosas, hay que evitar el «Delenda Est» en Acción Democrática, rescatando la confianza de los venezolanos en un futuro mejor.
Noticias Relacionadas
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional