Las distracciones cobran vida en una cotidianidad acelerada, compromisos de supervivencia y actividades básicas, diluyen potencialidades productivas y apocan mentes brillantes. El devenir en ocasiones ni siquiera se avista desde el muelle de la proyección o visualización, tan necesaria para alimentar los sueños y las motivaciones que se materializan en acciones. En esta oportunidad, me gustaría hacer un par de comentarios acerca de la acción, todo proceso de aprendizaje debe desencadenar acción y trasformación del pensamiento.
En una interesante introducción al pensamiento filosófico de Agustín Basave escrita por el filósofo Enrique Aguayo define etimológicamente el acto como: “la acción y lo que por acción resulta realizado” y de forma real como “realización real del ser, contenido y perfección del ser” con fundamentación aristotélica. Pensando en estas dos enunciaciones podríamos interpretar que las acciones definen o describen a las personas. Por ejemplo: una mujer es mujer porque potencialmente puede ser madre, cualidades que le atribuye su aparato reproductor femenino, a través del cual, puede engendrar y gestar otra vida humana junto con su coparticipe fecundador masculino, el hombre. Nótese que la concepción de lo que significa ser mujer no se basa únicamente en potencial reproductivo, es mucho más rica, y aunque nunca sea madre, siempre será mujer, pero a modo de ejemplificar resulta útil la imagen.
Si los actos son reflejo del contenido, realización y materialización del ser, entonces constantemente gritamos al mundo quiénes somos. Pude apreciar en las noticias, un hombre que fue grabado conduciendo una moto con un menor de edad, persiguiendo a un perro para arrollarlo, la gente le gritaba, lo amonestaban públicamente. El menor de edad casi se cae de la moto y lloraba. Afortunadamente, parece que no logró hacer daño al animal, pero el mayor daño lo hizo a quienes presenciaron el hecho vil y deplorable. Me pregunto: ¿qué se materializó en ese momento de la naturaleza del ser? Sin ánimos de juzgar, no sé qué pudo pasar antes o después del corto momento grabado, sin embargo, esa fue la acción que se registró.
A diario, producimos infinitos mini-menda que expresan rasgos de nuestro ser, ánimo o condición. Basave plantea que el acto y la potencia son principios ontológicos del devenir (Aguayo, 2005). Así mismo, los libros sagrados hablan de las acciones como parte de un vivir piadoso y honorable. Entonces, un obrar desenfrenado emancipado de raciocinio y cordura puede ser reflejo de profunda debilidad y ausencia de autogobierno o control. Es en ese momento, donde el acontecer se manifiesta y los pueblos evidencian la sublime gracia o profunda desgracia que les acompaña. Lejos de pretender tener una balanza de buenas o malas acciones, expongo pensamientos reflexivos de acciones se repiten una y otra vez normalizando lo despreciable y eclipsando acciones de gran valor.
No todo es negativo por supuesto, acciones de gran valentía resaltan a diario, como los rescatistas que salvaron animales afectados con la erupción del volcán en España, los profesores universitarios, quienes decidieron reinventarse en dos y tres trabajos, para cubrir sus necesidades y siguen asistiendo a las aulas y centros de trabajo para enseñar a una generación. Los jóvenes que trabajan y estudian con gran esfuerzo para salir adelante, médicos que se han contagiado una y otra vez de covid-19, se recuperan y siguen atendiendo pacientes. Acciones que en definitiva reflejan gran contenido y perfección del ser como decía Aristóteles.
En un optimista intento por dar un aporte al pensamiento colectivo, dejo mis apreciaciones de la cotidianidad, pero en un intento por cambiarme a mí misma reflexiono. Existe una especie de marketing personal en el diario actuar, por ello, procurar pensar, hablar y actuar de forma cónsona refleja integridad. La cual podría ser el mejor pasaporte al mundo de las oportunidades.
@alelinssey20