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«Abuela, España no se dice»

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Todos sabemos la degradación moral a la que está llevando el independentismo catalán a su sociedad entera. Pero cuando nos toca de cerca un ejemplo concreto, nos impresiona mucho más. Éste es el caso.

El hijo de una amiga mía y su mujer, ambos madrileños, viven por razones laborales en una pequeña localidad catalana. Recuerdo muy bien, no sólo la boda de estos jóvenes que tuvo lugar en Alicante el 8 de septiembre de 2018, sino también el viaje en el AVE de las 15:30 del día anterior. Sentada a mi lado, pasillo por medio, iba la nueva ministra de Educación, Isabel Celaá, que había llegado al cargo gracias a la moción de censura presentada por el PSOE con el apoyo de los partidos que quieren romper España.

Este joven matrimonio tiene un hijo que esta semana ha cumplido tres años. Días atrás, su abuela viajó a la localidad catalana en que viven para ver al pequeño. Cuando llegó a la casa el niño corrió hacia su abuela, que lo alzó en brazos exclamando «¿Cómo está el niño más guapo de España?», a lo que el niño ¡de tres años! respondió «Abuela, España no se dice». El niño lleva casi dos años asistiendo a una guardería en la localidad en la que hay una alta concentración de inmigrantes de otras partes de España a los que una gran empresa concentra allí. E incluso en este contexto a una inocente criatura se le está inculcando con éxito el rechazo a España antes de cumplir tres años. ¿Puede haber un grado superior de maldad?

La obra de ingeniería social que se está perpetrando en Cataluña sigue avanzando. Es cierto que la incompetencia de algunos partidos está afectando al porcentaje de catalanes que reclaman la independencia. Pero sigue habiendo una labor de zapa permanente, que se lleva a cabo en la educación de los jóvenes y en la televisión pública que pagamos todos los españoles y que el PSOE se negó a que el gobierno de España interviniese cuando se aplicó el 155. Para los Icetas, Illas y Batets la propaganda antiespañola no tiene nada de malo. Y en pura coherencia con ello, van haciendo concesiones ante lo que se pide en esa propaganda. Yo cada día tengo más dudas de si las concesiones son por el deseo de Sánchez de mantenerse en la Moncloa a cualquier precio o porque los socialistas catalanes son tan nacionalistas como lo era antes Convergencia y, por tanto, siguiendo la deriva de quien fue su modelo, van camino, al trote, hacia el independentismo.

A este niño que no me atrevo a nombrar, en una localidad catalana que no me parece conveniente mencionar, se le está inculcando odio. Él, con toda inocencia lo ha puesto de manifiesto ya. Hay miles de niños que están siendo adoctrinados de igual manera. Inculcar odio en los menores es un crimen de lesa humanidad. ¿Cuánto tiempo pasará antes de que los autores de esta tropelía tengan que responder ante los tribunales por lo que están haciendo?

España, año de Gracia de 2022

Artículo publicado en el medio español El Debate

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