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Milei gendarme argentino

Foto: AFP

Una vez que usted se embarca en un

plan para la transformación de la sociedad

usted lo debe llevar a cabo sin importar a 

qué costo: tontear, retirarse, dejarse vencer

por los escrúpulos, es traicionar la causa elegida.

Nicolás Maquiavelo

 

Escogimos este título para el artículo porque por primera vez en América Latina alguien llama al vino, vino y al pan, pan. Porque, a diferencia de otros planes de ajuste económicos, apoyados por fuertes cambios en las respectivas economías, el presidente de Argentina no ha tenido algún escrúpulo en llamarse liberal-libertario, el apellido libertario es para evitar que lo confundan con los socialdemócratas norteamericanos que se hacen llamar liberales para disfrazarse ante la opinión pública. A Carlos Andrés Pérez le chocaba que lo llamaran neoliberal u otro mote; el economista Javier Milei nunca engañó a sus electores, siempre explicó que quería acabar con la inflación y transformar a la Argentina en lo fue hace cien años, uno de los países más prósperos del mundo que atrajo una fuerte inmigración de origen europeo.

Ahora bien, podemos afirmar que el primer año de la gestión de Javier Milei, electo en diciembre de 2024 presidente de la República Argentina, ha resultado ser muy positivo. La gran nación austral avanzó como un tractor invencible a toda velocidad para destruir la bomba inflacionaria articulada irresponsablemente por el inescrupuloso ministro de Economía (del gobierno de Alberto Fernández) Sergio Massa.

En el mes de diciembre de 2024 el índice de precios al consumidor (IPC) había experimentado un crecimiento mensual de 25%. No obstante, en el mes de octubre (2024) este indicador se colocó por debajo del 3%.

En lenguaje monetario, Milei ha conjugado dos tipos de mejoras: por un lado, la mejora cualitativa del balance del Banco Central, descompuesto por muchos años cuando el déficit público se cubría imprimiendo moneda; por otro lado, la mejora cuantitativa de las condiciones del peso, con el objetivo firme en la estabilización de la base monetaria, lo cual ayudará a generar una escasez relativa de la divisa nacional, apreciando su valor frente al dólar. 

La fisura entre la tasa de cambio oficial y los verdaderos precios de canje del peso por el dólar rondaba 150% cuando Milei llegó al poder, pero al finalizar 2024 se ha colocado en torno a 3%, despejando el camino para la retirada a futuro del llamado cepo cambiario.

La denominada “motosierra” presupuestaria (reducción de gastos fiscales) aplicada por Milei ha quebrado con 12 años de déficits fiscales ininterrumpidos. Hasta octubre de 2024, el gobierno había acumulado un superávit fiscal del 1,7% del PIB en términos primarios, frente a los déficits del 2,1, 2 y 2,7% del PIB alcanzados respectivamente en los diez primeros meses de los años 2021, 2022 y 2023. Incorporando los intereses de deuda, Milei acumula un superávit del 0,5% del PIB entre enero y octubre de 2024, frente a déficits del 3,6, 3,8 y 4,4% del PIB para el conjunto de los ejercicios 2021, 2022 y 2023, en cada caso.

La prima de riesgo o riesgo país se ha reducido contundentemente. Cuando Milei alcanza el poder, el diferencial entre Argentina y Estados Unidos en la tasa de interés del bono de deuda a 10 años se movía entre el 20 y el 30%, mientras que en diciembre de 2024 se ha colocado en el entorno del 7-8%. Se trata de la mayor caída del riesgo país para toda Latinoamérica en 2024. Basta decir que la prima de riesgo para Venezuela es superior al 10.000%. 

La economía ya estaba en recesión a finales del año 2023, cuando Milei asumió el cargo de presidente. Aunque la producción disminuyó en el primer semestre del año, los ajustes adoptados fueron mucho mayores que la caída observada en la producción. Así, Milei adoptó un ajuste fiscal de casi 3% del PIB y un ajuste inflacionario del 9,2% del PIB, pero el PIB solamente se contrajo 0,6% durante el mismo periodo. Es un precio más que aceptable a cambio de evitar la hiperinflación y el default.  

En la proyección de variables económicas para 2025, la mayoría de las oficinas de análisis anticipan tasas de crecimiento de 4 o 5%. Estos datos concuerdan con la evolución al alza que ya exhiben los salarios reales, la producción industrial, los préstamos bancarios o el inmobiliario

Cuando Milei llegó a la Casa Rosada se topó de frente con una tasa de pobreza de 45,2% y unos niveles de indigencia del 14,6%. Estos indicadores evolucionaron al alza en el primer trimestre de 2024, pero han venido reduciéndose desde entonces y ya se han ubicado por debajo de las cotas que heredó el nuevo presidente (en octubre de 2024, estas variables fueron de 44,6 y de 11,6%). Pese a la desastrosa herencia recibida y el impacto inicial de las medidas de ajuste, ambos indicadores evolucionan positivamente. De igual modo, el gobierno liberal-libertario le ha quitado unos planes sociales que los manejaban exclusivamente las grandes centrales sindicales. 

Para impulsar el crecimiento económico, resulta fundamental la tarea del nuevo Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado que encabeza Federico Sturzenegger. En el ámbito inmobiliario, la desaparición del control de precios del alquiler ha provocado una reducción de precios del 30%. Esta es la más genuina prueba del efecto expansivo que pueden tener nuevas medidas de desregulación orientadas a reducir las trabas con las que lidian las empresas y los inversionistas.  

Cabe destacar que el ajuste de Milei fue superior al ejecutado por Carlos Andrés Pérez en Venezuela. El presidente de Argentina redujo el Estado, en cambio CAP, aunque si bien obtuvo un superávit fiscal, no redujo el gobierno excepto en haber privatizado la Cantv. En este sentido, le falta a Milei privatizar Aerolíneas Argentinas, puesto que su operación genera todavía grandes pérdidas al fisco. También podemos ver la gran caída de la producción y el ingreso de Venezuela en el cuadro que está a continuación, donde el PIB por persona de Argentina es 3,7 veces más grande que el de Venezuela. 

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