I
Aracelys Josefina Carrillo Medina tiene 43 años de edad y le fue diagnosticado cáncer de mama. Ya pasó por la quimioterapia, ahora deben hacerle una mastectomía y luego comenzar sesiones de radioterapia, pero no tiene el dinero. Sus familiares recurrieron al GoFundMe para reunir los fondos.
Esta información la obtuve al azar, como me la presentó Twitter. Muchos saben que yo estoy haciendo la misma campaña para terminar mi tratamiento. Pero este tipo de información inunda las redes sociales de cualquiera por una sola razón: el régimen no garantiza la vida ni la salud del ciudadano común.
Y cuando pienso en eso y luego leo que el jefe del régimen decidió rebautizar la autopista, lo que me da es risa. ¿A quién le importa el nombre de una autopista cuando lo que nos estamos jugando es la vida?
II
Mama Lis comparte en Twitter una foto de Anabella, una hermosa niña que recibió su tratamiento de quimioterapia. No tengo que imaginarme cómo debe sentirse, porque estoy en el mismo proceso. No importa si los efectos son leves o fuertes, cuando le inyectan a uno los químicos que nos ayudan a eliminar las células cancerosas no nos sentimos como nosotros mismos.
Pero a Anabella le faltan 450 dólares para completar el tratamiento. Una niña con todo el derecho de vivir y que seguramente puede curarse del cáncer, depende de tantos venezolanos solidarios que estoy segura que donarán para su recuperación. Pero todos sabemos que no es el deber ser.
La culpa la tiene el mismo que se pone con la payasada de cambiar el nombre Francisco Fajardo por Cacique Guaicaipuro. Y no es que tenga nada en contra del jefe indio, pero ¿en qué ayuda este cambio a Anabella?
III
Cuando era corresponsal en los Altos Mirandinos una vez fui con el cronista de Los Teques a las tierras de Guaicaipuro. Un sinfín de lomas vestidas con pasto verde amarillo que se mecen con el viento frío de esos lados del estado.
Las tierras de Guaicaipuro nada tienen que ver con la desolación en la que convirtieron el país los rojitos. Y estoy segura de que se está revolcando en la tierra, porque él sabía lo que significa sacrificarse por su pueblo.
El mandante cree que con esa estupidez de cambiar el nombre de la autopista va a lograr el mismo efecto que el comandante muerto cuando hacía esas barbaridades, distraernos a todos de las atrocidades que sigue haciendo. Pero lo que va a suceder es que nadie le va a hacer caso, porque hace tiempo que no tiene autoridad.
Lo único que yo pido es que todos los demás, en vez de tratar de explicar por qué pasamos de Francisco Fajardo a Guaicaipuro, se ocupen de lo que realmente importa. El sufrimiento del venezolano es real y no puede esperar por soluciones.
@anammatute