Mucho se está hablando y escribiendo acerca de la gran manifestación, Movimiento 21.1.23. que tuvo lugar en Madrid el pasado sábado 21, en la que según Sánchez fuimos 5 o 6 nostálgicos uniformistas, según la Delegación del Gobierno 31.000 fachas y según los cálculos de los vuelos y sistemas americanos de cómputo fuimos cerca de 400.000, lo cual de entrada quiere decir que, en el conjunto, menos 31.000 fachas debían haber 370.000 ciudadanos normales.
La verdad es que importa y nos importa poco todo eso, lo que sí es relevante es que en primer lugar los ciudadanos, la sociedad civil, salimos a la calle a decir «basta» con millones de españoles aplaudiendo desde todo el territorio nacional, y en segundo lugar la izquierda socio-comunista y mamporreros de apoyo se han puesto pero que muy nerviosos y les ha entrado un ataque de pánico a tenor de las reacciones que han tenido con mentiras e insultos amparados en unos medios de comunicación comprados y cobardes.
Es indignante escuchar en la SER a la Sra. Àngels Barceló verter una sarta de mentiras frente a su micrófono, lo cual la convierte en una vergüenza para la profesión periodística y en cualquier país normal debería ser expedientada y expulsada del cuerpo y repudiada por la sociedad.
El Sr. Echenique, argentino vividor en España, estaba muy enfadado afirmando que las cámaras, que están casi todas compradas, hacían juegos malabares para no enfocar esvásticas y banderas inconstitucionales cuando era justo lo contrario, las buscaban de forma febril para enfocarlas y convertirlas en la imagen satánica, pero no las encontraron. O el Sr. Rufián, que prometió dejar el parlamento ya hace años pero sigue con su lengua viperina chupando del bote y vomitando mentiras como ya nos tiene acostumbrados.
Todo ello demuestra el daño que nuestra impoluta y modélica manifestación ha infligido a las huestes del gobierno, lo cual me parece el verdadero éxito de la sociedad civil que tan solo enseñando mínimamente los dientes ha provocado el pánico en todos aquellos que viven del cuento, aprovechándose del maná que les proporciona España mientras intentan destruirla.
Pero volviendo al sábado 21 conviene reparar en un detalle del que, entre los ríos de tinta y declaraciones, se ha hablado poco. De las decenas de miles de banderas, pancartas y carteles que se vieron, con los globos de Foro España Cívica, no se observa en toma o fotografía alguna bandera o emblema de partido político alguno, al contrario de las grandes manifestaciones de Barcelona que aún siendo también de la sociedad civil, se llenaron de propaganda del partido popular y Ciudadanos, puesto que Vox no estaba todavía en el escenario.
Ello es una prueba palpable e irrefutable de que fue limpiamente un acto de la auténtica sociedad civil, de la ciudadanía de España y por España, sin protagonismo alguno de los partidos políticos y tendencias ideológicas.
Eso es, según mi opinión, un logro inesperado para quienes organizamos el evento puesto que reafirma, frente a la rabieta oficial, que el pasado sábado si todavía no tenían perdida la calle, la perdieron definitivamente.
Y quisiera concluir con una masiva y efusiva felicitación a los cientos de miles de asistentes puesto que ni la policía ni las brigadas de limpieza encontraron suciedad, destrozos en el mobiliario urbano, ceniza ni excrementos y estuvieron a salvo cristales, escaparates, contenedores y pavimentos de adoquín.
Enhorabuena pues por la pulcritud, la urbanidad y la educación demostrada.
¿Se imaginan ustedes si esa manifestación la hubieran protagonizado las huestes vandálicas del Sr. Rufián, el Sr. Echenique, la Señore Montero o la Sra. Àngels Barceló?
¿Verdad que se lo imaginan y todavía olerían a humo del desastre?
Acabáramos.
Mariano Gomá es presidente de Foro España y España Cívica
Artículo publicado en el diario El Debate de España