Desde el exilio, donde nos hemos vistos obligados a separarnos de nuestra patria, por la acción represiva y la persecución política del gobierno, levantamos nuestra voz por los humildes de Venezuela, por todo el pueblo, por la necesidad inaplazable de restablecer nuestra Constitución y las leyes, el Estado de Derecho y las garantías constitucionales.
Nadie puede ser indiferente al sufrimiento de los venezolanos, al destino de nuestra patria, hoy sumida en la peor crisis de nuestra historia, en el abismo de la pobreza, de la quiebra económica, institucional y espiritual, de la injusticia social y de la impunidad e indolencia de los que gobiernan.
Exigimos la libertad de todos los presos políticos y detenidos-secuestrados del gobierno; que se detenga la persecución política; la utilización del Poder Judicial y la Fiscalía, como instrumentos de represión al servicio del gobierno; que cese la violación de los derechos humanos.
Estamos junto al pueblo en su lucha por reconquistar los derechos económicos y sociales arrebatados por este gobierno; pero ello no será posible, si no damos la batalla por la reconquista de nuestra Plena Soberanía Petrolera y de nuestra Soberanía Económica, para ponerla al servicio de las mayorías nacionales, por el rescate del sueño bolivariano, plasmado en los objetivos estratégicos del Plan de la Patria.
Este año 2023 será un año de combate, de esperanza, de reagrupar fuerzas, en el que todos unamos nuestras voces y esfuerzos para enfrentar y vencer a las fuerzas que oprimen a nuestra patria para restablecer la plena vigencia de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Nos mantenemos irreductibles en el empeño de conquistar un país mejor para todos, donde la economía y las instituciones de la República estén al servicio del pueblo, donde seamos soberanos en el manejo del petróleo y de todos nuestros asuntos, un país con justicia social, con fraternidad y solidaridad.
Los venezolanos no podemos ser tutelados por élites o fuerzas que se imponen por la violencia y el miedo, no tenemos por qué resignarnos a vivir en el caos, la injusticia y a que nos arrebaten y destruyan nuestro país.
En momentos tan aciagos como estos, es una responsabilidad histórica dar un paso al frente, dejar atrás la indiferencia y el miedo, que ningún interés mezquino, grupal o proyecto personal esté por encima de los derechos supremos de nuestro pueblo, de nuestra patria, que seamos capaces de sobreponernos a la intolerancia, al aturdimiento y la banalización de todo.
Pensemos con grandeza, luchemos sin pedir nada a cambio, por el país posible, por el bien de todos, por el sueño colectivo, como un relámpago rasgando las tinieblas, como hace 200 años lo hiciera nuestro padre Simón Bolívar, junto con el Ejército Libertador, cruzando páramos y llanos, todo un continente, luchando sin descanso, contra todas las adversidades y dificultades posibles, para liberarnos de la opresión y conquistar una patria libre ¡Venceremos!
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