El ser humano es ontológicamente comunicativo, su relación con el lenguaje es lo que lo hace justamente asumir su humanidad, de allí que el lenguaje puede ser escrito, oral, gestual y hasta connatural; de allí que la frase que reza: “Aquello que no se sabe debe callarse” (Wittgenstein, 2007) es absurda, propia de la filosofía positivista, tan es así que Piero Sraffa, economista con quien Wittgenstein tuvo una gran amistad, cuestionó esta observación durante las conversaciones que sostuviera el filósofo con este economista, para Wittgenstein conversar con Sraffa “le dejaba como un árbol sin ramas” (Wittgenstein, 2007), llevándolo a la concepción de su segunda filosofía, aquella que combina la idea con las palabras.
Las palabras no se pueden entender fuera del contexto de las habilidades humanas no lingüísticas, con el uso del lenguaje está entretejida la palabra junto con la conducta que los rodea constituyendo los juegos del lenguaje (Wittgenstein, 2007)
Sin embargo, pese a la reflexión de Wittgenstein, coexiste la respuesta dada por la filosofía crítica de Theodor Adorno: “Nunca han de callarse las ideas, hay que externarlas para construir el conocimiento” (Adorno, 1998), el ser humano no puede yacer escindido de la palabra; por el contrario, ha de expresarse con claridad, con vehemencia, con libertad y con la firme capacidad cognitiva de aprender y aprehender del contexto; la palabra cultiva el espíritu, se conecta con el ser, conforma un engranaje perfecto desde el ser humano, para lo humano, es inextricablemente cohesiva a la esfera ontológica, desde la cual se crea la esfera epistemológica (Miguelez, 1997), la palabra es “residencia del ser” (Heidegger, 2012), en cada palabra está imbricado el ser humano, ya que desde la lengua se puede despersonalizar también, glorificar, unir, separar, incordiar, confundir (Ñáñez, 2023), así pues, la libertad de la palabra es enemiga jurada de la tiranía de la visión única de la verdad deforme, de la gansterilidad en el poder.
Los comunicadores sociales fueron, desde el principio, enemigos jurados del caudillo con cara pintada, enemigos de Chávez y del chavismo; aún retumba aquella condena de muerte lanzada hacia Radio Caracas Televisión (RCTV) el 28 de diciembre de 2006, y su implacable cumplimiento, sustituyéndola por un adefesio que no es nada, que es incorpóreo como el odio, una argamasa informe y pútrida, como Herodes Agripa, quien osó compararse con el Mesías y fue reducido a la nada. El chavismo siempre mostró su aversión por los medios de comunicación, sentía fruición perversa por la hegemonía comunicacional, salida de las sienes de Andrés Izarra, una idea deforme cual retorcida Atenea, así fueron cerrando medios de comunicación y prensa, usando los mercados imperfectos del monopolio de la Corporación Maneiro sobre el papel periódico, para enmudecer a este medio de comunicación y cientos de diarios, contando con pasquines redactados por Mujiquitas pagados con el latrocinio y medios radiales y televisivos, propiedad de testaferros de esta cleptocracia inmunda; cientos los periodistas arrestados, atropellados, exiliados, escondidos y perseguidos. Este medio de comunicación es una muestra de la irascibilidad del régimen, expropiado, bloqueado, pero aun bajo las rocas digitales es posible gritar las verdades, escribir los errores y horrores, eso se logra gracias a los héroes de la imprenta, del micrófono, de las redes, gracias a los paladines del habla y la escritura.
Cada periodista libre es una joya de la corona de la libertad, una de las notas de nuestro Himno Nacional que componen el ¡Abajo cadenas!, cada letra libre, cada entrevista con apertura de palabra y palabra para la libertad es un acto de valentía, en contra del régimen y sus acólitos abyectos, contrahechos, tartufos y perversos, esos de los precios bajos, de las pasiones sucias, de las lenguas en venta, aquellos que sólo persiguen el peculio; para esos les auguro un destino como el de Lentulo, aquel senador romano trepador y adulante, ese mismo que ofreció su vida por la del César, y al volver Calígula de su estado de shock psicótico, le pidió que cumpliese su promesa, enviando para ello a “dos centuriones para que se abriera las venas” (Graves, 2014), ese es el destino de los aduladores, de quienes queman sus naves ante el tirano, de esos que terminan siendo las primeras presas del horror.
A los paladines de la tinta, los héroes del impreso, los adalides del discurso para, con y por la libertad, les tocará una herencia de agobios, pero la gloria del empíreo de los valientes; ustedes se encargarán de volver a armar el discurso roto de estos años en los que nos remataron al país, ustedes construyen el relato de la verdad por encima de la herrumbre de la violencia, compiladores de la historia, coadyuvan a Clío y a Calíope a desarrollar los papiros de estos mustios años, en donde seguro estoy reinará la virtud y el honor al final de tanta maldad, justo ese será el momento en el cual brillarán vuestras plumas irredentas, sus verdades incontrovertibles, sus anhelos por la libertad de la palabra y la palabra para la libertad.
Finalmente, estamos pariendo un país nuevo y ustedes relatarán esas gloriosas páginas; ustedes, los que prefirieron el exilio, antes que mentir, los que siempre estuvieron del lado de la verdad, los que formaron parte y jamás cayeron en la indolencia de la alexitimia ante el dolor, este es el día de los héroes de ese tan golpeado cuarto poder, que aún informa, que se impone sobre las sombras y formará parte de la más contemporánea de las historias, esa que se fabrica desde la noticia, desde la inquietud por informar para formar una opinión pública crítica, que jamás repita este horror, trabajando la máxima de Adorno, deben ustedes informar, para no repetir la hegemonía mediática del chavismo.
¡Que viva la libertad!
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Referencias:
Adorno, T. (1998). Educación para la emancipación. México: Morata.
Graves, R. (2014). Yo Claudio. Madrid: Alianza.
Haidegger, M. (2012). El ser y el tiempo. Madrid: Trotta SA.
Miguelez, M. (1997). El paradigma emergente hacia una teoría de la realidad científica. México DF: Trillas.
Ñáñez, C. (16 de marzo de 2023). El lenguaje como residencia del ser, un relato de despersonalización. Obtenido de Filosofía, mx: https://www.filosofia.mx/el-lenguaje-como-casa-del-ser-un-relato-de-despersonalizacion-por-carlos-nanez-r/
Wittgenstein. (2007). Laberintos del lenguaje. Toledo: Universidad Castilla la Mancha.