La cosa está pasando de castaño oscuro.
Gustavo Petro decidió no solo elevar el tono de la diatriba que está protagonizando en su país. Le pareció útil a su descabellada causa hacer partícipe a la comunidad internacional del supuesto plan de golpe de Estado que se viene preparando en su contra.
En una reunión convocada para interactuar con el cuerpo diplomático acreditado en Colombia –compuesto de representantes del más alto nivel de 70 países y entes internacionales– el presidente detalló, paso a paso, de qué manera se ha estado fraguando su defenestración y lo que seguiría después de alcanzado este objetivo. En sus palabras, y expresado además a través de las redes, el mandatario dijo ser su deber el de “informar al mundo de la alianza criminal que se ha forjado contra el voto popular en el país”.
Dentro de todo el dramatismo que puede envolver un relato como el efectuado por Petro en la Casa de Nariño, los diplomáticos escucharon cómo el Consejo Nacional Electoral, un órgano designado por el propio gobierno en 2022 con 59 votos de los 61 congresistas del Pacto Histórico, se hizo parte de una alianza criminal para inculparlo por irregularidades en la campaña electoral, lo que, según él, configuraría una seria amenaza a la democracia colombiana.
Recordemos que en torno a la gesta electoral del año 2020 –la que lo llevó a la Presidencia– se ha vuelto un hecho protuberante que el equipo de Petro habría vulnerado el régimen normativo de las campañas al superar los topes de gastos establecidos y aceptado dineros de fuentes prohibidas que no fueron declaradas. Por estos motivos el órgano electoral ha iniciado una investigación que ha desatado la ira del jefe del Gobierno toda vez que ella podría derivar en acusaciones en su contra.
Su entorno ha conseguido desarrollar la descabellada tesis que se está desconociendo el fuero especial del que goza la presidencia, de acuerdo con e cual el presidente no podría en ningún caso ser investigado sino por la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes. Las campañas de Ernesto Samper, Juan Manuel Santos e Iván Duque fueron igualmente sometidas a procesos investigativos por parte del CNE. Aunque los juristas no coinciden todos en que el fuero lo protege, lo que a todas luces es una exageración y un despropósito es sostener la tesis de que el desconocimiento de su supuesta inmunidad no es sino un eslabón de un proyecto criminal encaminado a defenestrarlo. Y resulta aún más patético el despropósito de sostener tal afirmación de cara a la comunidad internacional que está supuesta a informar a sus cancillerías y eventualmente a reaccionar ante tal peligro. “Le pido al mundo prestar atención a Colombia y ayudarnos a defender nuestra democracia”, fue su pedido
El llamado a una movilización popular en defensa de su mandato, la otra aberrante propuesta petrista en esta aciaga hora, es apenas otra de las herramientas con la que Petro pretende transformar un tema de competencias legales del CNE en un asunto de carácter político que abarque al país entero. En lugar de armarse para una batalla legal que, en buena lid eventualmente podría ganar, soliviantar los ánimos de la población en su favor es algo que al presidente se le da bien. Experiencia en ello es lo que le sobra al exguerrillero.
Pero es un movimiento azaroso e irresponsable, por decir lo menos. Realmente en Colombia las actitudes paranoicas están pasando de castaño oscuro.