Lo que sucede en el Medio Oriente especialmente entre Israel e Irán anuncia un peligroso escenario para los próximos días. Alrededor de esa confrontación se alinean las grandes potencias y las que sin ser tan grandes tienen papel protagónico en la política mundial. Me refiero a la OTAN y a Estados Unidos, país fundamental de esta alianza por una parte y a la Rusia actual con los países bajo su influencia directa y a China por otra parte. Por cierto, el caso de China es muy especial. Su política internacional tiene un acento propio que debe seguirse muy de cerca.
Personalmente, quiero dejar constancia de mi identificación y solidaridad con Israel, a pesar de pequeñas discrepancias que no afectan lo fundamental. Espero y aspiro a que sus dirigentes estén a la altura del enorme compromiso que tienen en sus manos. Estoy casi seguro de que así será, sin que esto signifique que la posibilidad de desembocar en una III Guerra Mundial sea de su única responsabilidad.
Nosotros aquí, en esta Venezuela increíble, estamos en una expectativa vigilante como el resto de Latinoamérica. El tiempo se agota en ejercicios insólitos a estas alturas del desarrollo de la nación cuando nos acercamos, si todo sigue como hasta ahora, a una elección presidencial que mantiene muy enredado el cuadro verdaderamente opositor. Lo único cierto es que el pueblo designó como su representante y única líder a María Corina Machado. Ella lo ha asumido con dignidad y coraje, a pesar de las maniobras del régimen y de algunos alacranes bastante identificados a estas alturas. En medio de las conocidas circunstancias del proceso, ratificamos nuestra confianza y respaldo a María Corina. Bien como candidata en este tiempo, lo cual parece imposible; bien como dirigente que contará con nuestro respaldo a sus iniciativas en este momento crucial de la vida del país. No está sola. Además del enorme respaldo popular que conserva intacto, somos muchos los dirigentes de antes y de ahora dispuestos a hacer realidad sus instrucciones.
Es importante recordar que la lucha es hasta el final. Significa que lo electoral es circunstancial e importante, pero no es lo único. Debemos prepararnos para una transición hacia la democracia con vigencia plena de un Estado de derecho reconstruido sobre la base de los principios generales que alimentan la vida en libertad.
El régimen actual es malo, muy malo. No puede, ni debe, continuar. Para Nicolás Maduro es imposible ganar unas elecciones teniendo un rechazo de más del 80% de la población. Lo saben todos ellos. La angustiosa preocupación en su propio mundo es enorme. Puede pasar cualquier cosa.
Ojalá y los acontecimientos mundiales no nos afecten directamente. Pero, lo dudo. Venezuela es demasiado importante.
@osalpaz
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