Carlos Canache Mata (1927-2023) ejerció la política con probidad, inteligencia, coraje, lealtad con los valores democráticos, compromiso con la palabra empeñada y con decencia. Reconocido por su envidiable lucidez y por su calidad humana. Su partida el pasado 25 de agosto, a los 95 años, constituye una pérdida significativa para la familia socialdemócrata, para Acción Democrática y para Venezuela.
Conocí muy bien a Carlos Canache Mata porque siempre me distinguió con su amistad. Así ocurrió cuando el 27 de abril de 2022, en los espacios de la Plaza Cubierta del Rectorado de la Universidad Central de Venezuela, me invitó a participar en el panel de expositores que presentaron su libro más relevante: Rómulo Betancourt. Líder y estadista. Se trata de una biografía del estadista adeco, pero, al mismo tiempo, contiene las memorias políticas de Canache Mata, las que fue escribiendo como artículos de prensa bajo la modalidad de collages. En definitiva, nos relata la vida política de Betancourt a través de su propia experiencia vital.
Leer memorias de actores políticos es una manera de aprender la historia. Es lo que recomienda el historiador británico Archie Brown en su libro El mito del líder fuerte (The Myth of the Strong Leader). En Venezuela son pocas las obras autobiográficas; la Autobiografía del general José Antonio Páez es una de ellas. Más recientemente, se pueden mencionar algunos que sí han dejado testimonio escrito de sus vidas: Enrique Tejera París (Memorias), Américo Martín (Memorias), Rafael Caldera (De Carabobo a Puntofijo), Domingo Alberto Rangel (Alzado contra todo «memorias y desmemorias»), Ramón Escovar Salom (Memorias de ida y vuelta) y Virgilio Ávila Vivas (Anécdotas de una vida en democracia), entre otros.
Canache Mata nos ha contado mucho, tanto en el mencionado libro como en sus artículos de prensa, porque conoció en directo la formación del partido Acción Democrática y vivió parte de la historia política reciente de nuestro país. Fue testigo de varios hechos relevantes: la Revolución de Octubre, el golpe del 24 de noviembre de 1948, la dictadura (1948-1958), los años de la consolidación de la democracia y la experiencia autoritaria impuesta por el modelo chavista. Fue actor y testigo de la historia del Partido del Pueblo, el cual es una referencia fundamental, con sus aciertos y con sus errores, en la consolidación y quiebre de la democracia venezolana.
La vida de Canache estuvo sellada por la probidad y por la sencillez. Fue el epítome del político probo; característica de la histórica primera dirigencia adeca que contribuyó con la construcción de la democracia. Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Gonzalo Barrios, Andrés Eloy Blanco, Luis Augusto Dubuc, Augusto Malavé Villalba, Antonio Léidenz, entre otros, fueron adecos de sólida fibra ética. La autoridad moral le imprimió a estos líderes respetabilidad ante las Fuerzas Armadas de la época.
Pese a que Carlos Canache Mata obtuvo dos títulos universitarios −médico y abogado− ejerció una profesión sin título: la política. Muere en su casa de Alto Prado, acompañado por su esposa Celina y sus cuatro hijos, sin bienes de fortuna, pero avalado por su integridad moral y por su prestigio político. En este sentido, Canache Mata afirmó en una oportunidad: “Yo soy un hombre de posiciones muy claras y definidas. Tengo una posición militante contra la corrupción. No tengo techo de vidrio ni rabo de paja, tal como lo reconoce todo el país, incluyendo a mis adversarios. Puedo hablar sin temores de ninguna especie porque no existe la posibilidad de que me lleguen a chantajear en ningún momento” (El Nacional: Foro con Alfredo Peña, 8.10.1989).
Más recientemente, el 17 de julio de 2019, en el acto en su honor organizado por la Asociación de Parlamentarios Jubilados, proclamó: “Mi pobreza es mi mayor riqueza”. Esta frase dice lo que fue Canache Mata: un político que hizo de la probidad una norma de vida. Esto es inherente a un selecto grupo de políticos de la era civil, que no aprovecharon los cargos que ocupaban ni del poder que detentaban para enriquecerse o favorecer a amigos y familiares.
Cuando fue secretario de gobierno de la Gobernación del Estado Anzoátegui enfrentó con coraje, a riesgo de perder su vida, a un grupo de militares perezjimenistas que pretendían dar un golpe de Estado al gobierno de Rómulo Betancourt, en el llamado “Barcelonazo”. Los hechos ocurrieron el 26 de junio de 1961, cuando los alzados tomaron el Cuartel Pedro María Feites en Barcelona, con el propósito de apresar al gobernador Rafael Solórzano Bruce y a Carlos Canache Mata, quien los desafío sin vacilar. Aquí quedó demostrado su coraje, necesaria virtud para quien desee dedicarse a la lucha política.
Carlos Canache Mata fue un político intuitivo y con habilidades para la búsqueda de consensos en distintos momentos de su vida: secretario de organización, secretario general, jefe de la fracción parlamentaria y presidente de AD. Quienes lo conocimos podemos dar fe de que era un hombre de palabra: cumplía lo que ofrecía y lo que acordaba. Otra necesaria virtud para la lucha política: el valor de la palabra empeñada.
En sus innumerables artículos de prensa nos deja valioso material para la reflexión. Ahí encontramos recomendaciones para una acción política eficaz en la lucha por la democracia. En ella destaca la importancia del debate de las ideas, la probidad en el ejercicio de la política y el estudio de la historia.
Todo lo aquí señalado nos obliga a rendir homenaje, como se merece, a ese gran adeco comprometido con Venezuela que fue Carlos Canache Mata.
@rescovar
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