El foro “El reto de la responsabilidad social 60 años después de Maracay”, organizado por el IESA y la Asociación Venezolana de Ejecutivos para conmemorar los sesenta años del seminario “La responsabilidad empresarial en el progreso social de Venezuela”, deja razones para el optimismo. La primera constatación es, desde luego, un clima positivo de gente pensando en el país y en las formas como asumir la responsabilidad de construirlo, cada uno desde su ámbito de acción.
Si en 1963 ese reunieron hombres de empresa, de gobierno, de la Iglesia y activistas sociales para debatir sobre el futuro social del país y sobre las razones que el empresariado tenía para contribuir a su progreso, hoy la convocatoria ha congregado a más de una generación: la de la experiencia y la más joven, la de quienes han visto y sido parte del desarrollo del pensamiento gerencial venezolano y la de quienes hoy se acercan a la gerencia o al emprendimiento con nuevas ideas y nuevos planteamientos.
Rescatar el valor de la memoria, comprobar el desarrollo de una filosofía gerencial con rasgos propios, constatar el avance de los conceptos y propuestas de la gerencia en el mundo académico y empresarial, e incluso en muchas instancias de la administración pública, son algunos de los aportes de este foro. Ha servido, de hecho, para renovar en muchos el orgullo de haber sido actores en el desarrollo, consolidación y renovación de una cultura de la gerencia con probada eficacia, pero también para repensar temas clave y renovar la responsabilidad de seguir ajustando esta visión a los cambios cada vez más profundos y más insospechados que seguirán acelerándose tanto en los campos de la economía y de las relaciones sociales como en los de la ciencia, la tecnología, la política, la concepción misma de lo humano y de la vida.
El tema de la Responsabilidad Social Empresarial que marcó el encuentro de Maracay ha sido también el foco del celebrado hace unos días en el IESA. En la serie de entrevistas publicadas en Prodavinci con ocasión de este foro, Víctor Guédez marca la diferencia entre lo que hoy conocemos como Responsabilidad Social Empresarial y lo que entonces respondía a la idea de la responsabilidad que la empresa debe tener en materia social. “El problema no es preocuparse por lo que haga la empresa en materia social; el problema es lo que logre la empresa en favor de la sociedad”, dice Guédez para ejemplificar la diferencia entre filantropía o interés por lo social y la nueva dimensión de la Responsabilidad Social como factor esencial de la empresa, parte de su naturaleza y de su razón de ser. Siguiendo a Guédez, no se trata entonces de hacer algo de carácter social, sino de comprometerse con el desarrollo social; tampoco de trabajar solo para cumplir con los fines propios como empresa, sino de trabajar para que las otras organizaciones cumplan con sus propios fines. La premisa básica, dice, es que “no hay desarrollo político ni económico sin desarrollo social”.
Sin perder el foco en los valores de la producción, la organización, la relación hombre-trabajo, la generación de riqueza y el reparto equitativo, hoy se impone de manera más apremiante el de la responsabilidad social de la empresa, no como un añadido circunstancial sino como objetivo central y parte de su naturaleza. Corresponde a la gerencia y al sector empresarial dar respuesta desde su espacio de responsabilidades a temas tan vitales como los de la protección ambiental y la educación, y a fenómenos como la difusión de la información, la virtualidad, la inteligencia artificial.
Para la gerencia venezolana es hora de recoger la inspiración de un encuentro como el de Maracay marcado por una conjunción de propósitos y actitudes, una visión optimista de Venezuela y una afirmación de voluntades de promotores, organizadores y participantes. El llamado de esta hora es dar un nuevo impulso a la maduración del pensamiento gerencial y empresarial, al fortalecimiento de una capacidad de respuesta realista y ambiciosa a la vez, a la voluntad de respaldar una visión de sociedad humanista, con libertades, valores, oportunidades y bienestar colectivo.
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