Se dice fácil, pero no lo es. Esta fabulosa estructura fue la más larga del continente durante muchos años y una de las más importantes del mundo en cemento pretensado. Es una obra imponente que además de su belleza y esplendor, cambió de manera muy importante la vida de la región zuliana. Tanto en lo estrictamente comercial como en lo humano. Mucho se ha escrito sobre estos temas, por lo que no repetiré lo conocido por todos.
El anteproyecto original se realizó en tiempo de la dictadura perezjimenista, pero todo lo demás estuvo a cargo del gobierno de Rómulo Betancourt, desde la modificación de la propuesta originaria hasta la construcción definitiva a cargo de Precomprimidos C.A. empresa de los jóvenes ingenieros Juancho Otaola y Benedetti, ambos pilares básicos del desarrollo físico del país, entre otros constructores de la época.
Era el tiempo de la Ancha Base, producto de los acuerdos derivados del Pacto de Punto Fijo entre Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Jóvito Villalba. La lucha democrática se extendía por todo el país, incluidos por supuesto, lo peligrosos brotes insurreccionales y las primeras incursiones cubanas para la desestabilización de Venezuela y la proyección del castro comunismo.
Recuerdo con precisión el día de la inauguración del puente. Yo tenía 19 años de edad, pero ya ocupaba posiciones dirigenciales en la Juventud Revolucionaria Copeyana del Zulia y en la Facultad de Derecho de la Universidad. Esa noche conocí personalmente a Rómulo Betancourt en un pequeño agasajo en la Residencia Oficial del Gobernador Luis Vera Gómez, compañero de cárcel durante varios años de mi tío Paz Galarraga. Creo que nos caímos bien a pesar de la diferencia de edad y circunstancias. Muchos años después recordaríamos este encuentro.
Si bien es cierto que el puente fue un gran paso para la incorporación terrestre de Maracaibo, del Zulia en general, al resto de Venezuela, también es cierto que para Colombia tuvo una importancia trascendente por la intensa relación existente que facilitaba el comercio de ida y vuelta.
Lo increíble es que tengamos más de tres años con la frontera colombo-venezolana cerrada. Soy partidario de abrirla de inmediato como pareciera sucederá, pero además de crear una amplia zona fronteriza de libre comercio entre ambos países que abarque todos los estados de lado y lado.
Sigo convencido de que Venezuela y Colombia somos una sola nación, aunque contenida en dos países o repúblicas diferentes. Pero es mucho más lo que nos une que lo que puede separarnos. Invito a hacer un esfuerzo de imaginación práctica y de repaso histórico. Estoy seguro que la conclusión será bastante parecida a lo que estamos afirmando.
Pero también es válido aquello de que “los deseos no preñan”. No basta con querer hacerlo. Hay que trabajar para lograrlo.
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