OPINIÓN

32 días, si no lo ha contado

por Raquel Gamus Raquel Gamus

Escribo este artículo cuando faltan apenas 33 días para el día de las elecciones presidenciales y 32 para su publicación. Aunque esta aclaratoria parezca insignificante, la introduzco dada la extrema arbitrariedad que ha signado este proceso electoral, de los menos transparentes, si no el que más, que hayamos vivido durante la era chavista, que no es poca cosa. El último zarpazo ocurrió hace escasos días con la arbitraria y anticonstitucional decisión de que los miembros de mesa deben ser votantes del mismo centro, obviamente una medida desesperada destinada a consumar el fraude en un proceso con mínima y limitada observación internacional y en el cual solo la vigilancia ciudadana es garantía de respeto a los resultados.

Y apenas un día después, Padrino López, el eterno ministro de la Defensa, en la conmemoración de la batalla de Carabobo, dijo lo siguiente, cito: «El próximo 28 de julio este ejército esplendoroso, luminoso como está aquí, saldrá a las calles. En unas manos el fusil para resguardar el orden, proteger al pueblo en estas elecciones. Y en la otra nuestra fuerza, nuestro deber cívico, nuestro derecho político de ejercer el sufragio. Y allí, queridos hermanos, tendremos que despejar el dilema de volver al colonialismo, al entreguismo, al proimperialismo o estar del lado de la patria insurgente, valiente, corajuda, bolivariana, antiimperialista».

Esto se suma a un video que el comandante estratégico operacional de la FANB, Domingo Hernández, compartió en sus redes sociales, en el que se insinúa sin pruebas que María Corina Machado propone eliminar a la FAN y a otros organismos policiales como la Dgcim y el Cicpc.

Pero el fervor hacia el cambio personificado en la dupla de la líder María Corina Machado y el candidato Edmundo González Urrutia se mantiene y crece, la cadena de obstáculos le ha impreso un sentido épico a la campaña, ante el cierre de caminos surgen atajos, se utilizan los medios de transporte menos convencionales proporcionados por la gente de las poblaciones visitadas.

Las múltiples candidaturas inventadas para dispersar el voto opositor no tienen ninguna significación y la criptonita no le llega a Superbigote para levantar su candidatura, no apasiona ni convence, no tiene credibilidad al ofrecer lo que no ha hecho, ni sobre todo para reparar lo que ha deshecho.

Por contraste la dupla María Corina y Edmundo representa esperanza para un país hambreado y castigado, esperanza para una mayoría de migrantes que viven en la penuria lejos de sus familias, representa libertad, el fin de la persecución política y también esperanza de progreso.

Queda claro que esta contienda es entre Nicolás Maduro y Edmundo González, el desbordado entusiasmo de los lugareños en las visitas de María Corina se ratifica con los resultados de las más serias encuestadoras que no dejan duda de un triunfo seguro por un margen de al menos 20 puntos de diferencia. Claro está, que todos los obstáculos creados podrían afectar el resultado, pero aún así sea imposible desconocer el triunfo de la oposición.

¿Qué hará el gobierno? Desconocer el triunfo significa no sólo enfrentar a una mayoría del país que se sentirá estafada, sino también definir un rumbo al estilo nicaragüense y sellar el fracaso y el aislamiento de la nación. ¿Tomarán en cuenta las recomendaciones de vecinos aliados como Lula da Silva y Gustavo Petro de abrir el camino democrático y acogerse a una justicia transicional o se afincarán en la alianza con las tiranías de Irán, China y Rusia e incrementarán su aislamiento planetario? ¿Existirá la posibilidad de que ante un triunfo contundente de la oposición los factores de poder que apoyan a Maduro se fracturen? He allí los dilemas.

De reconocerse el triunfo de este primer round quedan otros por librar, pero quedémonos aquí, faltan 32 días para despejar la incertidumbre y diseñar un destino. Apostemos por la democracia y la libertad.