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2024: ¿año de la transición?

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¿Será 2024 el año de la transición política en Venezuela?

Algunos factores podrían influir en el escenario político de Venezuela para el año 2024, considerando los retos y las oportunidades que tienen tanto el régimen de Maduro como la oposición venezolana para propiciar o impedir un cambio democrático, pacífico y constitucional.

Por un lado, la oposición venezolana tiene el reto de recomponer su unidad y su liderazgo, luego de las divisiones y los conflictos internos que se evidenciaron en las elecciones regionales y municipales de 2021; y, recientemente, en las primarias. Lo que un eximió jurista concibe como -“la reconciliación de todos los factores políticos de oposición”-, que se desarrollará en otra entrega.

Hay más. La oposición debe lograr una mayor conexión con la sociedad civil -“con el pueblo mismo”-, y movilizar a los sectores descontentos con el régimen, que son mayoría según las encuestas. Asimismo, debe obtener condiciones electorales justas y transparentes, que garanticen el respeto al voto popular y la participación de todos los actores políticos, incluyendo a los inhabilitados y los exiliados; en la comunidad internacional tienen grandes aliados para lograrlo.

Por otro lado, el régimen de Maduro tiene el desafío de enfrentar la grave crisis económica, social y humanitaria que atraviesa el país, que se ha agravado por la pandemia del COVID-19 y las sanciones internacionales. Además, debe evitar el desgaste, alto notorio, y la fractura de su base de apoyo, que podría verse tentada por una salida negociada o una transición pactada.

También debe lidiar con la presión de la comunidad internacional, que ha denunciado las violaciones de los derechos humanos y los crímenes de lesa humanidad cometidos por el gobierno y sus aliados. Lo último, no se resuelve con la anunciada apertura de una oficina de la CPI en Venezuela, al contrario.

En efecto, el año 2024 podría ser el año de la transición política en Venezuela si se dan las condiciones necesarias para que se produzca un cambio democrático, pacífico y constitucional, que, a decir verdad, no es la única opción o alternativa cuando de transición se trata.

La transición política en Venezuela no será posible sin la voluntad y la capacidad de los actores políticos, tanto del oficialismo como de la oposición, para alcanzar un acuerdo que ponga fin al conflicto y abra el camino a la democracia.

Por voluntad se entiende la disposición a dialogar, negociar y ceder en algunos aspectos, reconociendo al otro como un interlocutor legítimo y respetando las reglas del juego democrático. Por capacidad se entiende la habilidad para liderar, movilizar y representar a sus bases de apoyo, así como para gestionar los recursos y las alianzas necesarias para impulsar el cambio.

Sin embargo, la voluntad y la capacidad de los actores políticos no son suficientes si no cuentan con el respaldo y la presión de la ciudadanía, que es la protagonista y la beneficiaria de la transición. La participación y la movilización de la ciudadanía son fundamentales para exigir y defender sus derechos, para expresar sus demandas y propuestas, y para vigilar y controlar el cumplimiento de los acuerdos.

Asimismo, el rol de la comunidad internacional es clave, mediante la mediación, la observación, la cooperación, la sanción y el reconocimiento. La comunidad internacional debe actuar de forma coordinada, solidaria y respetuosa con la soberanía y la autodeterminación del pueblo venezolano.

En el año 2019, el presidente interino Juan Guaidó y el régimen de Nicolás Maduro iniciaron un proceso de negociación con la mediación de Noruega, con el objetivo de buscar una solución pacífica y democrática a la crisis política de Venezuela. Sin embargo, este proceso se estancó debido a la falta de voluntad y capacidad de las partes para llegar a un acuerdo.

Por un lado, el régimen de Maduro se negó a aceptar la realización de elecciones presidenciales libres y justas, y a respetar los derechos humanos y la Constitución. Por otro lado, la oposición se dividió entre los sectores que apoyaban el diálogo y los que lo rechazaban, y no logró movilizar y representar a la mayoría de los venezolanos que aspiraban a un cambio. Como resultado, la transición política en Venezuela no fue posible y el conflicto se agravó.

En conclusión, la transición dependerá de la voluntad y la capacidad de los actores políticos, tanto del oficialismo como de la oposición, así como de la participación y la movilización de la ciudadanía. También será clave el rol de la comunidad internacional, que debe acompañar y apoyar este proceso, solidaria y respetuosamente.

@jolcesal

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