No es una exageración definir este año para Iberoamérica tal como se hace en el título de este artículo. La empresa criminal del socialismo del siglo XXI se adueña cada vez más de esta región ante la mirada complaciente de quienes deberían defender la democracia férreamente en nuestros países. Comenzando por Colombia, la joya de la corona para el comunismo internacional, país el cual se escapó por décadas de caer bajo las manos del comunismo. Pero que en este año cayó dócilmente ante la estrategia del Foro de Sao Paulo y se dejó ejecutar la estrategia de este de la toma del poder por la vía democrática para una vez con el mismo destruir la democracia desde adentro.
Habiendo vivido en carne propia la experiencia venezolana, por años alerté de no caer en la complacencia ante la izquierda y su proyecto totalitario disfrazado de voluntarismo político. Sabía que el Foro de Sao Paulo tenía como objetivo estratégico fundamental tomar el poder en Colombia y que los partidos democráticos y la sociedad civil debería vacunarse con el antídoto de la estrategia de un frente democrático contra la tentativa de instaurar el totalitarismo por la vía electoral. Tuve oídos sordos ante mis gritos desesperados de angustia previendo lo que efectivamente sucedió.
Desde 2019, cuando vi que Duque sería por lo menos un tonto útil (si no un colaborador) del farcsantismo al gobernar con él, implementar milimétricamente el pacto de entrega del país a las FARC desconociendo el mandato popular de acabar con la impunidad de las mismas y ser débil ante las pretensiones del marxismo cultural, hice un llamado a que se unieran todas las fuerzas democráticas y con tiempo suficiente designase un líder que enfrentase de tú a tú a Petro e hiciese pedagogía sobre el peligro del socialismo del siglo XXI.
Ya se sabe que no se hizo, pensaba que por indolencia del liderazgo democrático, hoy viendo a los lameculos conservadores y liberales de Petro, apoyándole en la elaboración de leyes que en efecto institucionalizan la dictadura del socialismo del siglo XXI, llegando estos al colmo de por mermelada aprobar su propia sentencia de muerte en una reforma política que es el primer paso para la institución de un régimen de partido único, llego a pensar que estos partidos eran en realidad el caballo de Troya del socialismo del siglo XXI para llegar al poder; crearon tal anomia en el seno de la oposición que permitieron que Petro ganase sin contrincante.
España está gobernada por un gilipollas, como dicen ellos, que acabó con el PSOE como el partido socialdemócrata defensor de la monarquía constitucional y de la unidad de España, para gobernar con los terroristas vascos y catalanes y con el terrorífico Podemos, para instaurar la dictadura del marxismo cultural que implanta un régimen de proxenetismo político, relativismo moral, la pedofilia literalmente y un rosario de insensateces en el gobierno de «todes».
México volvió a la dictadura perfecta descrita por Vargas Llosa, pero no con el PRI otra vez, sino con quienes por décadas la denunciaron, bajo el mando de AMLO, la izquierda borbónica está en el poder para hacer todo lo que denunciaba cuando en la oposición. De allí para abajo todo el continente (con honrosas excepciones de un puñado de pequeños países) todo el continente está dominado por la dictadura del socialismo del siglo XXI.
Es que la izquierda si piensa estratégicamente y el Foro de Sao Paulo tiene una estrategia de dominación que la aplica eficazmente, la derecha piensa solamente en las próximas elecciones (y últimamente ni eso como lo prueba el caso colombiano, sencillamente no piensa) y aplica el reformismo y el buenismo en las pocas veces que llega al poder, con la consecuencia que el pueblo se decepciona y vuelve a votar a la izquierda, pero la segunda vez el socialismo del siglo XXI ya aprendió la lección y no se deja arrebatar el poder, como el caso de Nicaragua lo comprueba.
La estrategia del Foro de Sao Paulo consiste en los siguientes pasos:
Creación de un estado de descontento con las instituciones democráticas. Fomento de la protesta social, llegando incluso a la modalidad violenta para crear anarquía. Creación de la figura del “outsider” o alguien del sistema político que simule serlo. Estas tres acciones conllevan al triunfo de la izquierda. Entonces, una vez llegado al poder… El socialismo del siglo XXI crea -vía constituyente- el sistema hecho a la medida para la instauración de la dictadura. A través del fraude y de la represión se perpetúan en el poder los presidentes que llegaron por la vía electoral, perdiéndose así la legitimidad de origen por la ilegitimidad de uso.
Esta la ha realizado exitosamente y ahora el continente se encuentra bajo la férula de unos cínicos, corruptos y totalitarios dirigentes que ya no se afanan siquiera de disimular sus verdaderas intenciones bajo las banderas idealistas de la democracia y la lucha contra la desigualdad. Ya se presentan como lo que son: una mafia narcoterrorista en la lucha por el poder para enriquecerse más impunemente y esto solamente lo pueden hacer mediante la implantación de un régimen totalitario, eso es simple y llanamente el socialismo del siglo XXI.
La anarquía por vía de las protestas violentas los llevó al poder el año pasado en Chile y Perú este año en Colombia, en Argentina la ineficacia de Macri en hacer la reforma radical que había prometido regresó al poder a la nefasta Cristina y en Brasil, la dictadura judicial exoneró de culpa al capo de todo el sistema corrupto del socialismo del siglo XXI, Lula, para que volviese al poder.La solidaridad del Foro de Sao Paulo con los gobernantes corruptos (Kirchner), y al corrupto además de candidato a totalitario (Castillo) es absolutamente ridícula y esto por un doble motivo: 1) desenmascara al régimen del Foro de Sao Paulo como corrupto y antidemocrático, 2) representa la verdadera calaña de la dictadura del socialismo del siglo XXI.
Cuba, Venezuela y Nicaragua son el ideario del socialismo del siglo XXI, si no lo han hecho en el resto de países no ha sido por no querer sino por no poder, como les pasó en Chile con la reforma constitucional, es que allí sí hubo partidos de oposición que se enfrentaron con energía al proyecto e hicieron que la voluntad popular la rechazase y una vez hecho esto no se amilanaron y dejaron instaurar la dictadura disfrazada de democracia como en Colombia con el plebiscito de 2016 y ahora con el Congreso haciendo de constituyente petrista. Es por ello que 2022 fue tan nefasto para la democracia en Iberoamérica y con esta “oposición constructiva” sinceramente no veo con optimismo el futuro cercano.
Feliz Navidad y Próspero 2023, esta columna reaparecerá a mediados de enero.
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