OPINIÓN

2016-2021: tiempo entre crisis

por Isabel Pereira Pizani Isabel Pereira Pizani

Cardenal Pietro Parolin

En estos tiempos confusos, llenos de imprevistos, me he dado a la tarea de comparar algunas propuestas de valor acerca de las alternativas que se le presentan a Venezuela para superar la crisis extrema que enfrenta. El documento más importante que se produjo en el año 2016 fue la carta del cardenal Pietro Parolin en representación o a solicitud del Papa, en su afán de apoyar una salida para el país. Dicha carta fue recibida por el gobierno de Maduro, según la prensa, con gran molestia y se asocia a la posterior salida del cardenal Parolin de Venezuela. Dicha misiva es precedida por la siguiente explicación:

“Después de los dos encuentros de la Mesa del Diálogo Nacional Gobierno-Oposición en Venezuela, celebrados el 23 de octubre y el 11-12 de noviembre de 2016 en Caracas, a la luz de los resultados a los que hace referencia el documento «Gobierno nacional y la Mesa de Unidad Democrática (MUD) de Venezuela celebran II Reunión plenaria en el marco del diálogo nacional», en consideración del impacto que los mismos han tenido en la población del país y en vista del próximo encuentro del 6 de diciembre de 2016, siento el deber, en nombre y por disposición del Santo Padre Francisco, de dirigirme a usted, en cuanto jefe de la delegación de la oposición en la Mesa del Diálogo Nacional, para compartir algunas observaciones que tengo el honor de exponer a continuación”

El cardenal argumenta en favor de la necesidad del diálogo de la siguiente manera: 1) El diálogo es algo consustancial al ser humano, el cual ha sido creado por Dios a su imagen y semejanza como ser relacional que se desarrolla y alcanza su perfección a través del encuentro interpersonal. Ello exige que las personas que pretenden dialogar posean una serie de disposiciones y de requisitos psicológicos, espirituales y éticos”. Luego expone la solicitud de condiciones que como representante del Vaticano considera imprescindible para sostener el necesario diálogo:

a) Antes del encuentro del próximo 6 de diciembre, se tomen las providencias necesarias para la implementación urgente de medidas destinadas a aliviar la grave crisis de abastecimiento de comida y medicinas que está sufriendo población. La Iglesia venezolana, con sus instituciones, entre ellas Cáritas, está dispuesta a prestar toda la ayuda posible, con los medios a su alcance, para salir de esta situación de emergencia social;

b) Dado el compromiso adquirido por las partes en la Declaración Conjunta «Convivir en Paz», a que sus «diferencias políticas solo tengan una respuesta en el estricto marco constitucional un camino democrático, pacífico y electoral» y la convicción de que «el camino electoral sea la normal vía democrática para que los pueblos expresen su propia voluntad», las partes concuerden el calendario electoral que permita a los venezolanos decidir sin dilaciones su futuro;

c) Se tomen las medidas necesarias para restituir cuanto antes a la Asamblea Nacional el rol previsto en la Constitución;

d) Se apliquen los instrumentos legalespara acelerar el proceso de liberación de los detenidos.

Sencillamente, el cardenal Parolin solicitaba enfrentar la grave crisis humanitaria de comida y medicinas que sufría y aún sufre el país. La adopción de un camino electoral democrático con la fijación de calendario. Solicitud que permite suponer la necesidad de modificar el CNE por otro que responda las exigencias de neutralidad y transparencia y representatividad necesarios. Y por último un pedido claro, exige la aplicación de instrumentos legales para acelerar la liberación de los presos políticos.

En resumen, en 2016 el cardenal Parolin pidió tres cosas: Atender la hambruna y crisis de medicamentos, condición y calendario para realizar elecciones libres y liberación de los presos políticos.

Por supuesto que la carta, considerada por el Vaticano como “relanzamiento del diálogo”, no tuvo respuesta en ninguna de las tres solicitudes, posteriormente el cardenal abandonó Venezuela.

Año 2021, vemos una reseña del analista Jesús Seguía en la prensa nacional que, salvo algunas solicitudes emanadas de sucesos posteriores a 2016 , contiene las tres exigencias del cardenal como solicitudes centrales. Podemos decir que las exigencias para el diálogo continúan siendo las mismas:

Nadie, ni el gobierno ni la oposición, actuará al margen de la Constitución Nacional. Los abusos de poder y violación de derechos humanos, así como las opciones insurreccionales para producir cambios de gobierno, deben quedar proscritos.

Esto quiere decir que las exigencias al régimen de Maduro en 2021 son casi las mismas que las emanadas del Vaticano 5 años antes, tiempo en el cual los factores de crisis se han agravado al extremo y con ello la violación de derechos humanos que reclama Seguías. Cualquier venezolano responsable que compare las exigencias al régimen entre 2016 y 2021 encontrará que solo ha aumentado la magnitud de la crisis, pero seguimos en lo mismo: Elecciones libres con un CNE confiable, libertad de presos políticos que solo han aumentado hasta alcanzar una cifra de 364 detenidos, con el dato que de ellos 227 son civiles y 127 son militares. Respetar derechos humanos, lo cual significa responder de forma inmediata a la tragedia de la hambruna que azota a los venezolanos.

Maduro puede hacerse el sordo, mentir descaradamente ante su seudo Asamblea, no ha logrado ningún triunfo, todo ha empeorado, pero nos toca a los ciudadanos reclamar, alzar la voz para que estas solicitudes sean oídas y tengamos las elecciones libres que con toda seguridad ganaremos, como lo demostró la consulta popular.