La masonería, desde sus comienzos, se ha dedicado a su fin primordial: formar hombres “libres y de buenas costumbres”, con el estudio de la ciencia y la práctica de las virtudes. Esta formación se recibe por medio de símbolos (contiene el conocimiento) y apoyando su estudio en los grandes filósofos (la razón) y avatares iniciáticos (lo espiritual). Somos una institución fraternal e iniciática. Prominentes masones fueron fundadores de organizaciones filantrópicas, religiones, formadores de niños y jóvenes de gran relevancia mundial, como: los Boy Scouts (Robert Baden Powell), Club de Leones (Melvin Jones), Rotary International (Paul Harris) , Cruz Roja International (Henry Dunant), religiones como los mormones (Joseph Smith), etc… Importantes próceres masones lucharon contra el colonialismo y libertad de las naciones.
Hay masones en el arte, la política, en casi todas las organizaciones privadas del mundo, hay presidentes masones que dirigen grandes naciones. Somos formados para desempeñarnos en todos los estamentos sociales, políticos y religiosos. Después de hacer este corto análisis de la masonería, queremos demostrar que nuestra Augusta Institución “no figura” en ninguna de estas actividades realizadas por masones. Nuestra Augusta Institución es secreta y discreta. Los “masones” son los que se desempeñan en estas actividades, “no la masonería”.
Hay masones que escriben artículos en los que solicitan a los Grandes Orientes que se manifiesten por la situación que atraviesan algunos países con problemas políticos o de guerras. No han comprendido el verdadero objetivo de nuestra augusta institución. “La masonería es apolítica”, pero no ajena a estos acontecimientos, para eso están los masones que, con su formación, saben cómo colocar su granito de arena para las soluciones. Hagamos este análisis: hay instituciones religiosas en el mundo que desde sus comienzos han compartido el gobierno político de las naciones, y no ha sido muy positivo. Hay QQ.HH. que manifiestan, que nosotros juramos luchar contra los “tiranos y la tiranía”, esto es cierto, lo que ocurre es que le dan un significado diferente: Los tiranos y la tiranía son nuestros “vicios y bajas pasiones”, no luchamos contra gobiernos y mucho menos contra regímenes totalitarios. Si esto fuera así, de seguro no sería parte de esta Augusta Institución, donde su divisa principal es “La Fraternidad”. Leí una frase que me parece importante mencionarla: “Ayer fui inteligente y quise cambiar el mundo, hoy soy sabio y voy a cambiarme a mí mismo» (Rumí). Esta es la única forma que un masón cambia el medio que lo rodea en la sociedad.
En la actualidad, donde la educación está globalizada, y el pueblo tiene más oportunidad de estudiar, es de conocimiento general que el sistema de gobierno religioso-político ha sido desastroso, porque caen en la línea del fanatismo e incluso causan guerras fratricidas. Imagínense, que la Masonería lo hiciera igual, seríamos la institución más nefasta del mundo. Se convertiría en fanática e iría en contra de sus principios, que es ser libre. Sin intervenir nos temen, hostigan y persiguen en algunas partes del mundo, como sería interviniendo.
No hacemos proselitismo político como institución, pero los “masones” sí podemos influir en el colectivo, para esto nos formamos en los diferentes grados: llevando un mensaje fraternal basado en la justicia, la tolerancia y la fraternidad. La orden nunca estuvo en el poder, ni tuvo poder. Todo se hace desde el ejercicio del derecho público y tiene sus razones: a) Diferentes pensamientos ideológicos de cada miembro. b) La Masonería se inclina más a identificarse como un grupo universal, fraternal, con conciencia propia. c) La mayoría de los masones no tiene prácticas políticas concretas. d) Nada que afecte a la humanidad puede serle extraño a la orden. No renuncia a la construcción de ese gran templo profano llamado nación y, por tanto, lleva esa elevada influencia de la espiritualidad masónica a todos. Esto lo puede realizar el masón en su “libre albedrío”, formando parte de las entidades no masónicas, pero no en nombre de la masonería.
Hay grandes naciones fundadas por masones, no por la masonería. El masón plantea públicamente: plena soberanía del pueblo, libertad de cultos, laicismo y la abolición de la pena de muerte. Si la masonería se inmiscuye en la política, extiende la papeleta de defunción de la orden. Hay que comprender que la orden es una institución iniciática protectora de los valores de la humanidad.
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