Los ciclos tarde o temprano tienen un final. Van y vienen. Querer luchar contra esa ley de la vida, muchas veces, no tiene sentido alguno y Ernesto Valverde con el Barcelona es el ejemplo ideal para ejemplificarlo.
El estremeño fue víctima de sus propias decisiones y de su poco tino al momento de entender cuando era el fin de su era con los blaugranas. Quiso extender lo que estaba insostenible después de lo vivido en Roma y Anfield, es decir, lo que iba a caer por su propio peso.
Las luchas eran evidentes entre la afición y su figura. Cada vez le costaba más pasar las alcabalas que aprueban el buen juego en el Camp Nou.
Además, la radiografía de su Barcelona era una muestra de que muchos jugadores no sonreían con su gestión (Vidal, De Jong, Puig, entre otros), lo que ahora con la llegada de Quique Setién al banquillo tendrá un cambio radical, si la lógica no falla.
Riqui Puig lidera la lista
Con Quique Setién habrán favorecidos, eso es una realidad. No será solo un favoritismo por jerarquías, sino uno que busque la mejor puesta en escena del juego; por lo tanto los intérpretes serán claves en esta misión.
“No tengo currículum ni títulos, solo he demostrado que esta filosofía me encanta. Lo único que he hecho es que mis equipos han jugado bien al fútbol”, expresó el mismo DT.
Palabras que no vienen sino solo a ratificar que en su visión del fútbol entre ceja y ceja está lo estético, por consiguiente necesita de los que puedan ejecutar esas ideas sin mayor contratiempo.
Es así como la primera sonrisa es la del joven Riqui Puig, promesa a la que Valverde le costó llenar de confianza y dar una plaza en el primer equipo.
Realidad contraria con el cántabro que, en tan solo días, lo integró a la primera unidad culé y le sacó del ostracismo en el que estaba en la segunda división española.
Los que volverán a su hábitat
El Barcelona en todo el periodo de Valverde pareció estar mutando a otras formas alejadas a las históricas en el club. Tanto así, que era habitual cada fin de semana ver a jugones corriendo detrás del balón sin disfrutarlo en los pies.
Con Setién todo indica que este punto será trastocado y los que estaban haciendo cosas alejadas a las de antaño volverán a sus costumbres.
Por ejemplo, Sergio Busquet es uno de los llamados a recuperar su estado y prestancia. Si el juego azulgrana es recuperado, Busi regresará a sus grandes noches; en la que su inteligencia posicional prevalecía contra los kilómetros recorridos por otros jugadores.
Además, en esa mesa sonriente Frankie De Jong es otro de los que está llamado a sentarse. El holandés sufría en múltiples oportunidades la falta de dinámica del equipo y varias veces lo hizo público.
“El partido en si fue un poco decepcionante. El ambiente y todo fue genial, pero esperábamos jugar mejor. Si eres el Barça y juegas en casa, siempre tienes que gana”, dijo luego del clásico contra los merengues en diciembre.
Estos son algunos de los que podrían disfrutar de que Quique Setién tenga la mente puesta en recuperar la esencia de un equipo que se estaba perdiendo en los pragmatismos.
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