94 integrantes del grupo Estado Islámico murieron en Afganistán por el lanzamiento de la bomba no nuclear más potente de Estados Unidos, de acuerdo con un nuevo informe emitido ayer por el gobierno afgano, mientras las fuerzas militares de ese país proseguían sus operaciones contra los yihadistas.
La aviación estadounidense utilizó el jueves, por primera vez en combate, la GBU-4/B3 una bomba aérea de artillería masiva (MOAB) conocida como la madre de todas las bombas, contra posiciones del grupo yihadista en la provincia oriental de Nangarhar, fronteriza con Pakistán.
La explosión destruyó escondites del Estado Islámico, una red de cuevas y túneles cuyos integrantes habían minado para impedir ofensivas terrestres en esa zona montañosa y remota de Afganistán.
Esmail Shinwar, gobernador del distrito de Achin, bastión del EI en Nangarhar, confirmó la información de la muerte de estos 94 miembros de Dáesh (acrónimo árabe del Estado Islámico).
“Los civiles habían sido informados con antelación y pudieron huir de la región”, dijo. Añadió que ayer las tropas afganas y estadounidenses avanzaban lentamente por el área cubierta de minas, donde permanecían algunas bolsas de yihadistas.
“Otros integrantes acudieron probablemente desde el otro lado de la frontera para recoger los cadáveres”, explicó.
El portavoz del gobernador provincial, Attaulah Khogyani, informó que la operación de limpieza fue realizada con éxito; sin embargo, a través del órgano de propaganda, la agencia Amaq, el Estado Islámico desmintió haber sufrido bajas en el ataque.
Fuerza desproporcionada. El bombardeo se originó después de que los combates entre los yihadistas y las tropas afganas se recrudecieron la semana pasada, y después de que Estados Unidos perdió a un soldado de sus fuerzas especiales el 8 de abril en Nangarhar.
“El enemigo creó búnkeres, túneles y extensos campos de minas, y esa arma se utilizó para reducir esos obstáculos y poder continuar con nuestra ofensiva en Nangarhar”, dijo el comandante de las fuerzas estadounidenses en el país, el general John Nicholson, para justificar el uso de la bomba.
El presidente Ashar Ghani defendió el ataque que dijo iba destinado a respaldar los esfuerzos de las Fuerzas Afganas de Seguridad Nacional y las tropas estadounidenses en operaciones contra los terroristas del Estado Islámico.
El ex presidente de Afganistán, Hamid Karzai, señaló su malestar con el gobierno presidido por Gani, después de que este no se opuso al lanzamiento de la bomba.
“No reconozco por más tiempo al gobierno de unidad nacional como el gobierno oficial que me representa”, aseguró. Agregó en Kabul que los representantes afganos no conocen la soberanía nacional.
Michael Kugelman, analista del centro Woodrow Wilson de Washington, expresó: “El gobierno de Donald Trump ha hecho mucho ruido con esa bomba, pero la situación general sigue siendo la misma en el terreno: los talibanes continúan librando una insurgencia feroz. En comparación, el Estado Islámico es un actor secundario”.
Dijo que desde un punto de vista estratégico había un mensaje inquietante: “Estados Unidos realizó una misión impresionante contra un enemigo que ni siquiera es su mayor amenaza en Afganistán. Los talibanes continúan en una situación favorable”.
Zabihullah Mujahid, portavoz talibán, criticó el hecho de que Estados Unidos utilice a Afganistán como un laboratorio experimental y dijo que eliminar el Dáesh era la tarea de los afganos.
La provincia de Nangarhar, fronteriza con Pakistán, es la primera región de asentamiento en el país del Estado Islámico que, en especial, en los últimos años reclutó a talibanes afganos o paquistaníes desencantados.
Desde agosto de 2016, las fuerzas estadounidenses han llevado a cabo varios ataques aéreos en Afganistán contra los bastiones yihadistas. Los esfuerzos conjuntos de las fuerzas afganas y estadounidenses han hecho retroceder a los combatientes del Estado Islámico.
El Dato
11 civiles murieron el viernes por la explosión de una bomba en una carretera de la provincia de Helmand, en el sur de Afganistán. Los civiles viajaban del distrito de Nawa hacia la capital provincial, Lashkar Gah. La policía atribuyó el hecho a los talibanes que minaron la vía, muy utilizada por las fuerzas de seguridad afganas.
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