Una intervención militar en Venezuela sólo serviría para reforzar la narrativa de Nicolás Maduro, según el responsable para América de Human Rights Watch (HRW), José Miguel Vivanco, para quien la clave de una solución para el país pasa por el incremento de la presión internacional.
«No hay apetito en América Latina y en Europa» para una opción de naturaleza militar, que sería «altamente contraproducente», afirmó Vivanco en un una entrevista con Efe en Madrid, donde participó en el debate «Estado de Derecho y Derechos Humanos en las Américas», en el marco del Congreso Mundial de Derecho.
Por eso, añadió «es muy importante no salirse del libreto con amenazas o bravatas que no hacen más que debilitar la presión internacional en lugar de fortalecerla».
Para Vivanco, la situación que vive Venezuela es un hecho «histórico» sin precedentes. «Nunca hemos visto algo así en la historia de América Latina. Sólo quizás el último año de Sudáfrica con el ‘apartheid’, cuando aún Nelson Mandela estaba en prisión».
Lo valioso de ese proceso, a su juicio, es que existe un «genuino movimiento interno nacional», con la «gran mayoría del pueblo manifestándose pacíficamente» y sin hechos de violencia, ya que las fuerzas gubernamentales «no se han atrevido a reprimir».
En segundo término, Vivanco destaca la presión internacional «que ha nacido de América Latina, obviamente con el acompañamiento central de Estados Unidos, cuyo apoyo es bipartidista, no solo de Trump». Y también desde Europa, salvo Italia, país que tiene una posición «difícil de entender».
Un consenso general que funda, en su opinión, sobre la base de ayuda humanitaria, elecciones libres, respeto por los derechos fundamentales y una transición: «Son los componentes claves. Ahí no hay consenso sobre el uso de la fuerza».
«Si de lo que se trata es de debilitar esta coalición de estados que ejercen la presión contra el régimen dictatorial de Maduro, entonces que Trump siga insistiendo en que contempla la opción militar», subrayó.
Según HRW, desde el año 2014 hasta la fecha más de 13.000 personas han sido detenidas en Venezuela, «en algunos casos durante meses y años».
En ese mismo periodo han pasado 852 personas por tribunales militares, «sin derecho a la defensa, por pensar distinto, por protestar en las calles, algunos por saqueos de supermercados y delitos que pueden calificarse como delitos contra la propiedad».
«No es admisible que en un Estado democrático, en el siglo XXI, se usen tribunales militares para juzgar a civiles, con el propósito de disuadir y amedrentar a la población», denunció Vivanco.
Además, 130 personas han muerto a manos de agentes de la Guardia Nacional Bolivariana, del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) «o por colectivos, grupo de hampones fuertemente armados que tienen licencia para matar y detener con total impunidad».
La organización ha documentado con la ayuda de la sociedad civil en los últimos cinco años 382 casos de «víctimas de tratos crueles, inhumanos y degradantes», no son los últimos casos, si no los que nosotros hemos logrado documentar con apoyo de la sociedad civil.
Otro informe elaborado para el mismo periodo da cuenta de 32 casos de militares disidentes cuyas familias han sido víctimas de torturas. «Madres, parejas o hijos que son torturados y abusados sexualmente para que los delaten», detalló Vivanco, quien indicó que toda esta información está en manos de la Fiscalía de la Corte Penal Internacional, con sede en La Haya.
«También hemos detectado que hoy día solo 40 % de los pacientes de VIH cuentan con el tratamiento completo», añadió Vivanco.
Todo ello, unido a la criminalidad, los abusos, la persecución y la violencia, explica el éxodo masivo de venezolanos, indicó.
Human Rigth Watch maneja los mismos datos de Naciones Unidas que cifran en más de tres millones el número de venezolanos que se han visto obligados a salir del país rumbo a Colombia, Ecuador, Perú Chile, Brasil o España.
«Es un fenómeno que no conocíamos en la región, más allá de los exiliados durante las dictaduras militares del cono sur», asegura Vivanco, quien destaca la respuesta acogedora de América Latina.
«Hemos estado a la altura de las circunstancias, a diferencia de Europa con los refugiados, especialmente los sirios y los del norte de África, salvo excepciones como el gobierno de (el socialista español) Pedro Sánchez o de (la canciller alemana) Angela Merkel», concluyó.