Un alto el fuego de una semana acordado por el ejército y los paramilitares que se disputan el poder en Sudán debería entrar en vigor este lunes por la noche, pero, de momento, el país continúa sacudido por los combates.
Los mediadores estadounidenses y sauditas anunciaron el domingo que, tras dos semanas de negociaciones en Arabia Saudita, se logró una tregua de una semana a partir de este lunes a las 19H45 GMT.
Ambos bandos afirmaron que quieren respetar esta tregua, acogida favorablemente por la ONU, la Unión Africana y el bloque de África del Este IGAD.
Sin embargo, decenas de treguas han sido violadas desde que comenzaron los combates hace cinco semanas.
Esta vez, aseguraron Riad y Washington, habrá «un mecanismo de vigilancia del alto el fuego» con representantes de los dos bandos y de Estados Unidos y de Arabia Saudita.
Husein Mohammed, que vive en Jartum, desea que el mecanismo funcione. «Esta vez, espero que los mediadores vigilen a los beligerantes» y que estos se vean obligados a acatar el alto el fuego. «Así podré llevar a mi madre al médico, tiene que ir cada semana pero no hemos podido ir desde el 13 de abril», contó a la AFP.
Desde el 15 de abril, la guerra entre el ejército, dirigido por el general Abdel Fatah al Burhan, y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), lideradas por el general Mohamed Hamdan Daglo, ha dejado un millar de muertos en este país de África del este, uno de los más empobrecidos del mundo, y más de un millón de desplazados y refugiados.
Jartum, sin agua ni electricidad
Las infraestructuras pagaron un alto precio. Casi todos los hospitales de Jartum y Darfur ya no pueden operar, y los médicos denuncian los bombardeos aéreos o de artillería a centros de salud.
La mayoría de los cinco millones de habitantes de la capital, encerrados en sus casas, no tienen agua ni electricidad, y los grupos humanitarios piden corredores para llevar víveres, medicamentos y combustible.
El domingo, el jefe de asuntos humanitarios de la ONU, Martin Griffiths, volvió a exigir que se garantice «el suministro seguro de ayuda humanitaria», pues más de 25 de los 45 millones de sudaneses la necesitan.
Si la guerra continúa, advirtió la ONU, otro millón de sudaneses podrían huir a países vecinos.
Antes de entrar en conflicto abierto, los generales Al Burhan y Daglo llevaron a cabo juntos un golpe de Estado para expulsar a los civiles del poder en octubre de 2021.
El viernes, el general Burhan destituyó al general Daglo de su puesto de adjunto en el Consejo de soberanía, a quien reemplazó por Malik Agar, un antiguo rebelde, y también nombró a tres de sus apoyos más leales en el alto mando del ejército.
El sábado, Agar afirmó que desea «parar la guerra y sentarse a la mesa de negociaciones», pero puso como condición que las FAR sean integradas en el ejército regular, que es el motivo de disputa entre los dos generales que provocó el conflicto.
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