La inactividad en muchas fábricas en el mundo, el confinamiento obligatorio en muchos países y las calles o avenidas con poca actividad vehicular han contribuido a que el planeta tome un respiro y animales silvestres se paseen por las calles.
Si bien la crisis desatada por la propagación del coronavirus en el mundo ya deja más de 58.000 muertos y la alerta por el golpe a muchas economías, el medioambiente durante esta cuarentena ha tenido un impacto positivo significativo.
En Colombia las bahías de las turísticas Cartagena y Santa Marta volvieron a lucir aguas cristalinas, como hacía mucho tiempo no ocurría, y el aire de capitales como Bogotá y Medellín revirtieron sus paupérrimos indicadores, para tener índices favorables luego de semanas de preocupación.
El biólogo Gustavo Trujillo, director de gestión ambiental de la Corporación Autónoma del Valle del Cauca, manifestó que desde cuando empezaron las medidas de cuarentena en el mundo la capa de ozono se ha recuperado, lo que demuestra el poder de regeneración de la naturaleza en solo unos pocos meses.
“En aire está más limpio en los lugares donde la no existencia de incendios forestales lo permiten y no se concentra el material particulado”, manifestó.
Uno de los fenómenos que ha llamado la atención en Colombia por estos días es la aparición de animales silvestres paseando por las calles de distintos municipios. Se han avistado desde zorros, zarigüeyas, murciélagos, comadrejas, iguanas, tamandúas y osos hormigueros.
Algunos de los casos más sorprendentes en estos días de cuarentena fue el zorro visto en el norte de Bogotá; un tamandúa en Paicol, Huila; o un grupo de chigüiros en Toro, Valle. En el entorno marítimo el avistamiento de delfines muy cerca a las costas de Cartagena y Dibulla, La Guajira, luego de que se prohibiera el tránsito de embarcaciones.
Para Emilio Rodríguez, director de Bosques, Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos del Ministerio de Ambiente, la restricción de personas en las calles ha reducido el nivel de ruido antropogénico en las ciudades, por esto, no es extraño escuchar con mayor frecuencia el sonido de algunos animales silvestres.
“El ruido al interior de las ciudades no les permite a sus habitantes, en muchas ocasiones, percibir y notar que también compartimos un ecosistema urbano con estos animales”, dijo a El Tiempo.
Trujillo agregó que esos animales eran invisibles para las personas y, además, estas especies se esconden del ruido y las luces, por lo que al disminuirse hay más posibilidad de verlos.
En tanto, José Manuel Ochoa, subdirector de Investigaciones del Instituto Humboldt, explicó que el avistamiento de animales silvestres en zonas urbanas permite comprender la relevancia del mantenimiento de las áreas verdes y cómo estas sirven de corredores y zonas de protección para especies con hábitats altamente fragmentados por las urbes.
Este fenómeno se seguirá presentando mientras dure el aislamiento de las personas, por lo que el Ministerio de Ambiente resalta la importancia de evitar interactuar con los animales como si fueran mascotas, pues alimentarlos podría ponerlos en riesgo y alterar sus necesidades nutricionales, y no lanzarles objetos ni intentar hacerles daño.
De otro lado, Trujillo resaltó que el reto, una vez las fábricas vuelvan a operar y se use con normalidad el vehículo, será cómo se puede reducir el impacto que estos generan a los ecosistemas y capitalizar este hecho positivo para ser más amigables con el planeta.
“Llevamos una carrera desenfrenada para acabar con el planeta. Esta crisis puede servir para reinventar nuestros sistemas productivos, no podemos seguir con este ritmo de depredación”, indicó.