Familiares de víctimas y sobrevivientes del tiroteo en el bar Pulse de Orlando, en el centro de Florida, se oponen a la construcción de un museo en esa propiedad privada en la que el guardia de seguridad Omar Mateen asesinó en 2016 a 49 personas durante una fiesta gay latina.
La nueva Coalición Comunitaria contra el Museo Pulse argumentó que cualquier fondo que se recolecte en nombre de la tragedia debe ir a los familiares de las víctimas y los sobrevivientes. En su mayoría de origen puertorriqueño.
Para el grupo, un museo para honrar a los desaparecidos se debe construir en una propiedad pública y no privada, como lo es Pulse. Su dueña, Bárbara Poma, creó la fundación sin ánimo de lucro onePulse, que impulsa la construcción del museo.
Los opositores al plan dicen que se debe demoler el local de Pulse, donde está el llamado Pulse Interim Memorial. Este es un monumento provisional en honor a las víctimas.
«Nos preocupamos más por nuestros sobrevivientes que por educar a los turistas», señaló la coalición en su sitio de Internet.
La coalición recordó que este, con 49 muertos y 53 heridos, «sigue siendo el tiroteo masivo más mortal». En contra la comunidad LGBTQ y latina en la historia moderna del país.
La matanza de junio de 2016 la perpetró Mateen, un estadounidense de origen afgano. Mateen disparó con un fusil de asalto y una pistola automática contra los asistentes a una fiesta latina en el bar de homosexuales Pulse. La policía lo ultimó en el lugar.
Legisladores de Florida presentaron este año un proyecto de ley para el reconocimiento federal de Pulse como monumento, que permitiría recibir «subvenciones públicas o privadas».
El Museo y Monumento Nacional Pulse, que incluirán el Orlando Health Survivors Walkway, será construido en el sitio de la discoteca Pulse y las propiedades aledañas. Estará listo para 2021, detalla el proyecto de ley.