El triunfo de Gabriel Boric en las presidenciales en Chile plantea la pregunta de qué izquierda representa. Tildado de «comunista» por sus críticos, y aliado con ellos, apunta no obstante a la Europa socialdemócrata como inspiración para el «Estado del bienestar» que promueve.
En un país de fuertes desigualdades sociales, donde 1% de la población posee 25% de la riqueza, según la CEPAL, Boric venció por un amplio margen al ultraderechista José Antonio Kast con la promesa de expandir derechos en salud, pensiones y educación, actualmente no garantizados por el sistema neoliberal que se mantiene como herencia de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
La campaña electoral dejó marcada la idea en buena parte de la población de que el triunfo del izquierdista de 35 años de edad de la coalición Apruebo Dignidad -conformada por su partido, el Frente Amplio, y el Partido Comunista-, amenace el crecimiento y la estabilidad económica conseguidas en las últimas tres décadas.
«Más que un proyecto de izquierda de América Latina como el de Rafael Correa (en Ecuador), Hugo Chávez (en Venezuela) o Evo Morales (en Bolivia), lo que encarna realmente Gabriel Boric y el Frente Amplio está más relacionado a la socialdemocracia europea», dijo sin embargo a la AFP Rodrigo Espinoza, profesor de Ciencias Política de la Universidad Diego Portales.
«Chilezuela»
En la campaña electoral, muy polarizada, Kast aseguró que el proyecto de Boric llevaría a Chile por el camino de la fallida Venezuela de Nicolás Maduro, de la Cuba castrista o la amenazada democracia de Nicaragua con Daniel Ortega.
«La izquierda sólo promueve la pobreza, esa pobreza que ha arrastrado a Venezuela, a Nicaragua y a Cuba, donde las personas huyen de ahí porque esa narcodictadura sólo trae pobreza y miseria», acusó Kast en su cierre de campaña.
Un discurso que en Chile se acuñó con el termino «Chilezuela» por parte de los seguidores del ultraderechista. «Es lo típico de las campañas del terror que hace principalmente la extrema derecha», agregó el académico.
El propio Boric ha indicado claramente que ni Cuba ni Nicaragua son sus modelos. En julio, aseguró que su solidaridad estaba con el «pueblo cubano que se está manifestando», no con el gobierno.
Y en noviembre, tras el cuarto triunfo consecutivo de Ortega, aseguró en Twitter que su gobierno no respaldará ningún tipo de «dictaduras y autocracias, moleste a quien moleste». «Nicaragua necesita democracia, no elecciones fraudulentas ni persecución a opositores», afirmó.
Sin embargo, la insistencia de sus detractores de que es un «comunista» ha calado hondo en algunos chilenos, aunque los comunistas han sido aliados en otras coaliciones de gobierno en el pasado, incluido el de Michelle Bachelet (2014-2018).
María Luisa Galleguillos, profesora de 53 años de edad, cree que si no hubiera sido por Pinochet, Chile «habría sido Venezuela hoy día».
Los expertos consultados por la AFP discrepan. «La imagen de Venezuela es muy precaria y con poca imaginación para lo que es Chile», afirmó la académica de Ciencias Políticas de la Universidad de Chile, María Cristina Escudero.
«Boric no es comunista. Su grupo político sí está transitando a comprender que la responsabilidad fiscal es importante y que las reformas para cerrar brechas sociales deben ser graduales, a largo plazo, y con estabilidad fiscal», afirmó de su lado Francisco Castañeda, director de la Escuela de Negocios de la Universidad Mayor.
En su primer discurso como presidente electo ante decenas de miles de personas, Boric prometió expandir los derechos sociales «con responsabilidad fiscal» y «cuidando nuestra macroeconomía».
Para Castañeda, «el principal riesgo proviene de que podría ceder a muchos grupos de presión y que sus políticas en ese caso se transformen en populistas».
Uruguay o socialdemocracia europea
Con la idea de que el Estado necesita fortalecerse para poder ampliar las políticas sociales, Boric promete una mejora sustancial de los derechos sociales básicos, que financiará con una reforma tributaria que aumentará en 5% la recaudación fiscal.
También espera apoyarse en la nueva Constitución que se redacta y que sustituirá a la actual, heredada de la dictadura, tras una votación obligatoria en un plebiscito.
Según Escudero, el gobierno de Boric está más relacionado con las socialdemocracias de Europa o incluso, para poner un ejemplo en América Latina, más cercano al modelo de Uruguay.
«(Uruguay) es un país pequeño, estable y que tiene un modelo de desarrollo moderado en el cual hay un Estado fuerte con una clase media fuerte y mayor equidad social», apuntó.
Tras el alza histórica del peso chileno y el derrumbe de la Bolsa de Santiago en más de 6% el lunes, Boric dijo que definirá lo antes posible su gabinete para «otorgar certezas» a los mercados, inquietos por el rumbo que seguirá el diputado y exlíder estudiantil que se convertirá en el presidente más joven de la historia de Chile cuando asuma el 11 de marzo.
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