«Piensan que nosotras somos fáciles y no es así. Que no confundan a las venezolanas». Esta es la respuesta de una de las víctimas de acoso que trabaja en el emporio comercial de Gamarra vendiendo arepas.
Las venezolanas llegaron al país huyendo de una grave crisis y se han encontrado con el acoso sexual callejero, una de las expresiones de violencia verbal y física más comunes en la ciudad.
Un informe del programa de Televisión »Reporte Semanal» muestra los testimonios de venezolanas que han sufrido el acoso de depravados, que intentan aprovecharse de la difícil situación económica que viven, incluso ofreciendo dinero a cambio de relaciones sexuales.
«Te compro una arepa y te tomas una copa conmigo, me han dicho.
Me han ofrecido bastante; que me pueden dar más dinero pero mi trabajo es honrado», contó una venezolana.
Lugares como Jirón de la Unión, plaza San Martín o Gamarra son los más recorridos por vendedores venezolanos.
Otras mujeres contaron que incluso algunos sujetos intentan besarlas en la boca, luego de comprarles sus productos.
Formalización
Gracias al Permiso Temporal de Permanencia, la Superintendencia Nacional de Migraciones ha permitido el ingreso y la permanencia de miles de venezolanos en el Perú.
Pero ello también ha causado dificultades como en La Victoria, en donde la municipalidad inició un proceso de formalización de venezolanos que se dedican a la venta ambulatoria.
El municipio informó que hay más de 500 venezolanos trabajando en el comercio informal. El distrito indicó esta semana que solo se admitirá el registro de 126 venezolanos para la formalización y el resto deberá trabajar en otras zonas. Pidió ayuda al Gobierno Central para formalizar el trabajo de venezolanos.
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