Una veintena de españoles atrapados en la ciudad china de Wuhan, foco del coronavirus, consiguieron poner fin a la pesadilla que vivían desde que se cerró a cal y canto la urbe hace ocho días. Junto a evacuados británicos y de otras nacionalidades en el mismo avión, vuelan ya hacia Londres, desde donde continuarán rumbo a Madrid.
Todo el grupo de españoles consiguió pasar los controles de temperatura en el aeropuerto, que realizaban las autoridades chinas para detectar fiebre o algún síntoma de la enfermedad. De lo contrario, no se les habría permitido subir al avión.
El avión de la línea aérea española Wamos Air, fletado por el gobierno de Londres, despegó a las 09:45 de la mañana del aeropuerto de Wuhan.
La salida, que en principio estaba prevista para las cinco de la madrugada, se retrasó varias horas, debido al retardo en conceder el visto bueno por parte de las autoridades locales y a un problema con unos menores británicos, cuyos documentos de emergencia no aceptaban los chinos.
El avión volará desde China directamente a Londres, donde desembarcarán los británicos. Sin que los españoles pisen suelo del Reino Unido, continuará viaje hasta Madrid, donde se espera su llegada a lo largo del viernes.
Una vez en España, la veintena de nacionales serán puestos en cuarentena durante 14 días en el hospital militar Gomez Ulla de Madrid. Ahí se les ha reservado una planta completa, confirmó el Ministerio de Sanidad español.
Además de la veintena de españoles y algo más de 100 británicos, viajan en el avión de Wamos Air ocho daneses; siete húngaros; cuatro búlgaros; cuatro checos; un noruego y un finlandés, entre otros.
Una evacuación complicada
La planificación de la evacuación resultó complicada y funcionarios británicos tuvieron que negociar intensamente en las últimas horas con el gobierno chino.
Las autoridades chinas no recomiendan evacuar a los extranjeros de Wuhan porque consideran que podría ser contraproducente para la lucha contra la propagación de la enfermedad. Aunque aseguran que no lo impedirían.
En cualquier caso, no permiten que ningún extranjero que presente fiebre o síntomas de contagio pueda subirse a un avión de repatriación.
Pekín tampoco acepta que los cónyuges chinos de ciudadanos extranjeros puedan viajar con ellos. En el caso de los españoles, afectaba a seis parejas mixtas.
La pareja china embarazada de uno de los ciudadanos españoles fue la única que consiguió finalmente subir al vuelo, informaron a Efe fuentes diplomáticas.
Buscando transporte para llegar al aeropuerto
El propio desplazamiento hasta el aeropuerto tuvo que organizarse en automóviles privados, porque la cuarentena en que se mantiene a Wuhan prohíbe la circulación de vehículos a motor, salvo contadas excepciones.
«Hemos tenido que buscar transporte preguntando a taxistas, a través de amigos y conocidos, en coordinación con el Consulado de España que nos pidió todas las matrículas para facilitarlas a los controles chinos y que nos dejen pasar», explicó a Efe Oliver Cuadrado, minutos antes de recibir la instrucción del consulado para dirigirse al aeropuerto.
Oliver, entrenador de porteros del equipo de fútbol local Wuhan Three Towns, aguardó inquieto en su casa con la maleta hecha, junto a la decena de compañeros españoles que trabajan para el mismo club, a que se produjera la ansiada llamada del consulado.
«Estamos contentos, aunque nerviosos porque todo salga bien y podamos estar finalmente fuera de aquí. Es una mezcla de sentimientos», afirmó el técnico madrileño, consciente, como el resto de sus compañeros, de las dificultades que entrañaba la evacuación.
«Muchísimas ganas de llegar a Madrid»
El director deportivo del club, el sevillano Pedro Morilla, dijo también que se trató de una evacuación complicada, en la que debían llegar con seis horas de antelación al aeropuerto.
Una vez ahí, pasar hasta dos controles del Ejército chino, donde les tomarían la temperatura y comprobarían que no tienen síntomas de estar infectados por el coronavirus.
«Hoy por la mañana recibimos un correo electrónico de la Embajada de España en Pekín comunicándonos que hoy con casi toda seguridad se produciría nuestra repatriación», explicó Morilla.
«Estamos con muchísimas ganas de que se produzca todo, de montar en ese avión, llegar a Londres primero y luego a Madrid, donde por supuesto nos vamos a someter a todos los controles que la sanidad española crea conveniente», afirmó.
Recalcó que tanto él como sus compañeros siguen bien y sin ningún síntoma de la enfermedad.
Entre los técnicos españoles que trabajan para el Wuhan Three Towns y que esperaban impacientes el momento de subirse al avión se encontraba también Eduardo San José, que lleva con él a su mujer y a sus dos hijos pequeños, de tres meses y dos años.