Eddie muestra orgulloso una pegatina de colores de «Garfield» en su hombro. Tiene 5 años y acaba de recibir la primera dosis de la vacuna contra el covid-19 de Pfizer/BioNTech en un colegio de Washington.
El pinchazo acerca el fin a casi dos años de angustia para muchos padres, pero también hay adultos que se resisten porque no tienen claro si quieren inocular a sus hijos en EEUU.
Apenas una semana después de que las autoridades reguladoras diesen luz verde al suero infantil de Pfizer/BioNTech, decenas de miles de niños entre 5 y 11 años están siendo ya inmunizados diariamente en el país.
La escuela de Eddie es Bancroft Elementary School, en el barrio de Mount Pleasant de la capital estadounidense, donde la larga fila comienza a formarse a primera hora de la tarde.
Nerviosismo
Padres, madres, niños y niñas aguardan el momento con visible nerviosismo.
Para los más pequeños, la inyección implica sobre todo el dolor del pinchazo; para los mayores, poder proteger finalmente a los más pequeños y que vuelvan con más tranquilidad a los colegios que estuvieron cerrados durante el pasado curso escolar por la pandemia.
«Es un día tan emocionante», señala a Efe Susan Semple, madre de dos niños de 7 y 10 años, mientras la cola avanza lentamente.
«¡Sí, al fin! Llevamos casi dos años esperando a este momento», replica Jennifer Morales, que le sigue en la fila, a la vez que rellena el formulario de registro.
La escuela de Bancroft, ubicada en un barrio tradicionalmente latino, ha preparado la ocasión como si de una fiesta se tratase.
Los empleados reparten globos, chocolatinas, así como tamales y sopa caliente donados por una vecina para hacer frente a la espera de cerca de dos horas hasta que se accede al gimnasio del colegio para la administración del suero.
Olivia, una de las niñas, se resiste al ver el despliegue médico y se agarra entre lloros a su madre.
«¿Ya estoy curada?», pregunta tras la inyección, con las lágrimas aún frescas en el rostro mientras saborea uno de los caramelos dispuestos sobre las mesas de los enfermeros durante los diez minutos de espera para descartar efectos adversos.
Mayoría escéptica
Esta semana más de un millón de menores entre 5 y 11 años han recibido ya la vacuna, según datos oficiales.
En todo EEUU hay 28 millones de niños entre esas edades, y la Casa Blanca ya ha informado de que cuenta con dosis para todos ellos.
Pero lo cierto es que muchas vacunas se quedarán sin usar.
Las últimas encuestas muestran una preocupante tendencia en EEUU: hay más escepticismo entre los padres a la hora de vacunar a sus hijos que a la hora de vacunarse ellos mismos.
Es el caso de Trevor, un padre de dos niños que está vacunado, pero que afirma que aguardará un tiempo a ver cómo «evolucionan» los sueros infantiles por tratarse de una «nueva tecnología».
Según el consorcio de salud Kaiser, solo un tercio (27 %) de los padres con hijos en estas edades tiene previsto solicitar la inmunización, mientras que un tercio (31 %) más indica que prefiere esperar a ver cómo evoluciona y el otro tercio (30 %) restante asegura que definitivamente no vacunará a sus hijos.
Actualmente, 70% de la población adulta de EEUU está inmunizada con la pauta completa.
Otro de los que han expresado abiertamente sus dudas es la estrella de cine Matthew McConaughey, pese a que tanto él como su esposa Camila han recibido el suero.
En una conferencia organizada por el diario New York Times esta semana, el conocido actor señaló que no piensa vacunar «ahora mismo» a sus hijos y agregó que prefiere esperar a que haya «más información» al respecto, lo que ha generado un importante revuelo mediático.
Su inquietud fue contestada rápidamente por una de las máximas autoridades sanitarias de EEUU, el cirujano general Vivek Murthy, quien aseguró en una entrevista con la cadena CNN que está bien «cuestionárselo», aunque instó a los padres a consultar con sus «médicos, con fuentes sanitarias de fiar» y reconocer que «es una oportunidad para proteger» a los niños.
Por último, Murthy subrayó que la vacuna ha pasado todos los controles exigidos y las pruebas clínicas han demostrado que es «efectiva» y «excepcionalmente segura».
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