En el marco de las elecciones de este domingo, Uruguay atraviesa la jornada de reflexión más incierta de los últimos años. Lo más probable es que de estos comicios deriven en una segunda vuelta presidencial el 24 de noviembre y un Parlamento sin mayorías absolutas.
Durante esta jornada de reflexión ya rige la prohibición de propaganda electoral y de venta de alcohol.
Hasta el viernes, última fecha autorizada para el proselitismo, las diferentes formaciones buscaron los últimos votantes indecisos. Aunque los candidatos ya habían cerrado oficialmente sus campañas entre miércoles y jueves.
Las últimas encuestas coinciden en ampliar la ventaja de Daniel Martínez, candidato oficialista del Frente Amplio, sobre Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional. Sin embargo, la incertidumbre sobre el reparto de votos entre los demás aspirantes hace imprevisible saber si en noviembre habrá un cambio en el gobierno.
Las encuestas sitúan a Martínez con una intención de voto de al menos 40% y con más de 11 puntos de ventaja sobre el principal opositor. En otros países, como Argentina o Bolivia, significaría la victoria en primera vuelta. En Uruguay, en cambio, se precisa superar 50% para proclamarse presidente en esa instancia.
La consultora Radar le concede más de 19 puntos de ventaja y Cifra recorta esa diferencia hasta los 11.
Gobierno de coalición
El escalón aparece en los siguientes candidatos, según Radar, debido a que Ernesto Talvi, del Partido Colorado, sumaría en el mejor de los casos 15,8% de apoyo. El ex militar Guido Manini Ríos, de Cabildo Abierto, obtendría un arco de 9,5% .
Ambos se muestran favorables a un gobierno de coalición con el PN. Con este panorama, parece difícil que este domingo Uruguay resuelva la incógnita sobre cuál de las 11 fórmulas presidenciales será la elegida para relevar a Vázquez para el período 2020-2025.
Unos 2,7 millones de ciudadanos están convocados obligatoriamente para ir a las urnas. Escogerán a su próximo gobernante y la composición del Parlamento.
Los últimos sondeos señalan que los cuatro partidos mencionados entrarían en el Senado y la Cámara de Diputados contaría con siete formaciones. Sería la composición más fragmentada de la historia.