En Latinoamérica, una de cada cuatro mujeres contrajo matrimonio antes de los 18 años de edad, situación que tiene efectos perjudiciales como el abandono de los estudios y la exposición a la violencia por la pareja, indicó un informe difundido este viernes por Unicef.
Estos datos, extraídos del Perfil del matrimonio infantil y las uniones tempranas, refleja que a pesar de que cada vez más países de la región cuentan con leyes contra esa práctica, aún tiene vigencia, señaló un comunicado de la oficina regional de Unicef, con sede en Panamá.
“Las uniones tempranas o matrimonios infantiles dificultan que las mujeres jóvenes puedan desarrollar un proyecto de vida (…) no podemos mantener los ojos cerrados ante esta gran pérdida de potencial y derechos olvidados”, dijo el director regional interino de Unicef para América Latina y el Caribe, Bernt Aasen.
El informe señala que las naciones que encabezan la prevalencia de matrimonios antes de los 18 años son República Dominicana (36), Nicaragua (35), Honduras (34) y Belice (33), seguido de Guyana (30), Barbados y Guatemala (29); Brasil, México y Panamá (26). Los más bajos son Jamaica (8) y Trinidad y Tobago (11).
Unicef advierte que si continùa la tendencia observada en los matrimonios a edad temprana, para el año 2030 la región tendrá uno de los índices más elevados de matrimonio infantil del mundo, solo por detrás del África subsahariana.
Eso estaría vinculado con el hecho de que en Latinoamérica y el Caribe las niñas con mayor riesgo de afrontar una situación de matrimonio infantil viven en áreas rurales, en hogares pobres y con menos acceso a la educación.
En cuanto a la maternidad temprana, el mismo informe arrojó que 58% de las mujeres que se casó o se unió durante la infancia dio a luz antes de los 18 años, y 28% antes de cumplir los 20 años.
“Si no actuamos ahora contra las uniones tempranas y el matrimonio infantil el presente y futuro de las adolescentes están en riesgo por el fuerte impacto que tiene la maternidad temprana, los riesgos elevados por la violencia de pareja y las consecuencias del abandono escolar”, dijo la asesora regional de Género en Unicef para América Latina y el Caribe, Shelly Abdoll.
Alertó que si no se interrumpe esa cadena de consecuencias, el ciclo se repetirá en las próximas generaciones. “¿Hasta cuándo seguiremos callados ante esta brutal reproducción de la desigualdad?”, expresó.
En cuanto a la salud reproductiva, en toda la región, alrededor de 25% de las mujeres jóvenes no ven satisfechas sus necesidades de anticonceptivos con métodos modernos.
Ante esa situación, Unicef junto con el Fondo de Población de las Naciones Unidas y ONU Mujeres trabaja con varios actores en la región para revertir las tendencias alarmantes e históricas, al colocar a niñas y adolescentes al centro de las soluciones.
Las tres oficinas internacionales piden mayor adaptación de los estándares nacionales a las normas internacionales, programas robustos para apoyar el empoderamiento de las niñas y adolescentes, así como políticas y servicios que prevengan el matrimonio infantil o las uniones tempranas.
En la actualidad, el matrimonio infantil se ha posicionado con firmeza en la agenda de desarrollo global, en especial a través de su inclusión en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, sobre todo el objetivo número 5 acerca de Igualdad de género, cuyo fin es erradicar esa práctica para el año 2030.