La eutanasia, que se está extendiendo junto con otras prácticas propias de la cultura de la muerte como el aborto, continúa dejándonos titulares escalofriantes en aquellos países en los que se ha aprobado. Hace unos meses contábamos el suicidio al que se habían sometido el ex primer ministro neerlandés, Dries van Agt, y su esposa Eugenie Krekelberg, debido al «deterioro» de su salud.
Ahora conocemos un caso aún más aterrador en ese mismo país: Zoraya ter Beek, de 28 años, será eutanasiada el próximo mes de mayo a pesar de no tener ningún tipo de enfermedad física. La joven está aquejada de una profunda depresión y los médicos aseguran no poder hacer nada más para mejorar su salud mental.
Ter Beek tiene, además autismo y trastorno límite de la personalidad. Cuando los facultativos le dijeron «nunca mejorarás», lo tuvo claro: no quería seguir con vida, según expresó en una entrevista en The Free Press. La ley del país se lo permite, pero eso no quita para que haya generado una fuerte polémica en el país europeo.
Algunos defienden su postura amparándose en la libertad de Zoraya, pero otros cuestionan una vez más esta ley que promueve la cultura de la muerte y consideran que aún existen terapias que puedan tratar a la joven antes que acabar con su vida.
Está claro que Países Bajos ha perdido el rumbo y se le ha ido de las manos la eutanasia. Este fue el primer país en aprobar esta práctica en 2001 bajo seis supuestos: la persona debe experimentar un sufrimiento insoportable, sin perspectiva de mejora, y su solicitud debe ser voluntaria y persistente en el tiempo. Además, el individuo debe estar plenamente consciente de su estado y no debe concederse la solicitud si está bajo la influencia de otras personas, enfermedades psicológicas o drogas.
Zoraya cree que es una opción «aceptable presentada por los médicos y los psiquiatras» y ya explica cómo será su muerte: «La doctora realmente se toma su tiempo. No es que entren y digan: ¡acuéstate por favor! La mayoría de las veces es primero una taza de café para calmar los nervios y crear un ambiente suave. Luego me pregunta si estoy lista. Ocuparé mi lugar en el sofá y una vez más me preguntará si estoy segura».
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