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Un tribunal de Moscú decide si impone una pena de cárcel a Navalny

por Avatar AFP

El opositor ruso Alexéi Navalny comparecía este martes ante un tribunal de Moscú por haber violado el control judicial en un caso que podría acarrearle varios años de prisión, a pesar  de las presiones de Occidente y masivas marchas a su favor en toda Rusia.

Actualmente detenido, Navalny fue llevado a un cubículo de vidrio reservado al detenido antes de que el tribunal declarase abierta la audiencia a las 11H20 (08H20 GMT).

Afuera, la policía detuvo a por los menos una veintena de personas. El equipo de trabaja con Navalny habían convocado una manifestación ante el tribunal, algo prohibido por las autoridades.

La audiencia tiene lugar tras dos fines de semanas de manifestaciones de apoyo al opositor en toda Rusia que se saldaron con miles de detenciones.

Activista anticorrupción y enemigo del Kremlin, Navalny fue encarcelado a su vuelta a Rusia el 17 de enero, tras una convalecencia de varios meses en Alemania por un envenenamiento del que acusa al presidente Vladimir Putin.

Su detención ha provocado nuevas tensiones entre Rusia y Occidente. El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, tiene previsto viajar a Moscú el viernes.

La presidenta en ejercicio de la OSCE, la ministra de Relaciones Exteriores sueca Ann Linde, subrayó este martes ante su homólogo ruso Serguéi Lavrov en Moscú «la preocupación de Suecia y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa por el deterioro en el área de la democracia y los derechos humanos en Rusia».

Todo apunta a un posible encarcelamiento de Navalny: el lunes la fiscalía consideró «legal y justificada» la demanda de los servicios penitenciarios (FSIN), que exigen que vuelva a prisión.

Motivo del arresto: la violación, según las autoridades, de las condiciones de una pena de prisión condicional de tres años y medio que ahora podría convertirse en condena firme.

Navalny cumplió parte de la condena bajo arresto domiciliario, pero se expone a unos dos años y medio de cárcel.

Múltiples causas judiciales

El opositor de 44 años de edad es objeto de múltiples procedimientos judiciales.

El viernes comparecerá por «difamación» contra un antiguo combatiente por haber criticado una campaña publicitaria a favor del Kremlin en la que aparecía. Se arriesga a sanciones que van desde una multa a cinco años de prisión.

También está acusado en una investigación por fraude, un delito que se castiga con hasta diez años de detención, por haber malversado, según las autoridades, donaciones dirigidas a su organización, el Fondo de Lucha contra la Corrupción (FBK).

Desde su regreso, la justicia rusa ha multiplicado las acciones contra Navalny y sus aliados políticos, de los cuales casi todos están bajo arresto domiciliario, encarcelados o procesados desde hace unas semanas.

Algunos se enfrentan a penas de prisión por haber violado las «normas sanitarias» contra el coronavirus organizando manifestaciones, mientras que a otros se les acusa de haber incitado a los menores a participar en concentraciones prohibidas.

El opositor logró movilizar a sus partidarios con dos fines de semana consecutivos de manifestaciones, especialmente en regiones rusas tradicionalmente más apáticas que Moscú o San Petersburgo. Esta vez hubo protestas en más de un centenar de localidades.

La respuesta policial fue masiva: el domingo hubo más de 5.400 arrestos en todo el país, un récord en la historia reciente de Rusia, según la oenegé OVD-Info.

Las fuerzas de seguridad acordonaron el centro de Moscú, lo que impedía acercarse a la plaza Lubianka, sede de los servicios de seguridad del país (FSB) y lugar inicial de la cita.

Estas protestas también están alimentadas por la difusión de una investigación del opositor que acusa a Putin de beneficiarse de un «palacio» a orillas del mar Negro, descargada más de 100 millones de veces en YouTube.

«Este es el comienzo de un largo proceso. Para el poder sería muy peligroso si las manifestaciones fueran reprimidas y la protesta se volviera latente», declara a la AFP el politólogo Konstantin Kalachev, que recuerda que 2021 es un año electoral en Rusia, con elecciones legislativas previstas en otoño.

«Esta sensación puede transformarse en voto de protesta», agrega el politólogo.