Un niño de 10 años murió y otras 23 personas resultaron heridas en un bombardeo ruso que alcanzó unos edificios de viviendas en Járkov, en el noreste de Ucrania, indicaron las autoridades locales este viernes.
El ataque se produjo la día siguiente del efectuado en la localidad de Groza, en la misma región, donde murieron 51 personas.
«Nuevo ataque ruso contra civiles. Entre los escombros se encontró el cadáver de un niño de 10 años», indicó en Telegram el ministro ucraniano del Interior, Igor Klymenko.
«Dos edificios de viviendas fueron dañados, y un edificio residencial de tres plantas destruido», añadió.
El gobernador regional, Oleg Sinegubov, dio parte de 23 heridos, entre ellos un bebé de once meses.
La policía indicó poco después que los edificios fueron golpeados con dos misiles balísticos Iskander.
Un fotógrafo de AFP en el lugar vio lo que parecía ser el fragmento de uno de esos misiles en el fondo de un cráter, en una calle del centro de la ciudad. Alrededor, varios vehículos civiles estaban volcados o calcinados.
Igualmente, Rusia lanzó una nueva serie de ataques nocturnos con drones contra distintos objetivos en el centro, el noreste y el sur de Ucrania.
Ucrania dijo haber abatido 25 de los 33 drones Shahed lanzados, sin precisar qué objetivos fueron alcanzados por los otros ocho aparatos.
Previamente, Oleg Kiper, gobernador de la región de Odesa, en el suroeste, dijo que unos drones habían dañado un depósito de grano en el puerto de Izmail, e incendiado nueve camiones.
Este puerto del Danubio es blanco habitual de ataques rusos desde hace semanas. Es una infraestructura importante para Ucrania, ya que sirve para el transporte de productos agrícolas, y en particular de trigo.