Un incendio este jueves en la noche en un orfanato a las afueras de Puerto Príncipe causó la muerte de al menos 15 niños. Se trata de una tragedia que puso al descubierto las irregularidades que envuelven al sistema de adopción en el país más pobre de América.
A dos de los niños los hallaron carbonizados y los otros 13 murieron intoxicados por el humo después de ser ingresados en un hospital de la capital haitiana, según el reporte más reciente de las autoridades.
La causa del incendio, al parecer, fue una vela encendida que se dejó sobre una tabla en un pasillo de una de las dos casas que componen el orfanato, el cual está regentado por la Iglesia de la Comprensión de la Biblia, congregación cristiana con sede en Pensilvania (Estados Unidos).
Los cuerpos carbonizados de dos niños permanecían este viernes a la vista de los periodistas en uno de los dormitorios del orfanato, situado en la zona Fermathe, en las colinas que dominan el sector de Pétion-Ville, en el sur de la capital haitiana.
El fuego se propagó por la planta baja de una de las dos casas que forman parte del orfanato y destruyó totalmente un dormitorio y otras dependencias del centro, cuya capacidad es de 66 niños, de edades comprendidas entre los 4 y 12 años.
El humo inundó las habitaciones del piso superior, donde quedaron atrapados el resto de las víctimas mientras estaban en sus literas.
«Desafortunadamente, el hospital Fermathe, donde fueron admitidas las víctimas, no pudo hacer mucho. Incluso antes de llegar allí ya estaban en un estado grave, su respiración era muy débil», explicó la jueza del Tribunal de Paz del sector de Kenscoff, Raymonde Jean Antoine, en declaraciones a periodistas en el lugar de los hechos.
Un orfanato irregular
El orfanato está regentado, desde hace 40 años, por la Iglesia de la Comprensión de la Biblia.
El centro no tenía licencia de operación, según afirmó la directora del Instituto de Bienestar Social, Arielle J. Villedrouin, en declaraciones a la radio Magik 9.
Según los datos del Instituto de Bienestar Social, esta situación es común, puesto que solo 35 -de 754 orfanatos que existen en Haití- poseen licencia de funcionamiento.
En el orfanato no había extintores a la vista, tenía condiciones insalubres y en cada habitación había varias literas con poco espacio entre ellas.
Orfanatos de niños con padres
Los orfanatos se multiplicaron en Haití después del devastador terremoto de 2010. La mayoría de ellos son también hogar para niños que tienen padres, pero que son abandonados porque sus progenitores no pueden mantenerlos.
El país caribeño continúa dando facilidades a los extranjeros para la adopción, aunque empezó a introducir reglas internacionales desde que suscribió en 2011 el Convenio de La Haya.
La ONG Observatorio Haitiano de Derechos Humanos denuncia que las condiciones de vida en estos centros son precarias y sin que las autoridades se molesten en fiscalizarlos.
«Más de mil orfanatos o centros de atención infantil operan sin autorización en todo el país y tratan a los niños como animales, en violación de todas las normas que rigen la materia. Principalmente en violación de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño firmada y ratificada por Haití», dijo a Efe el coordinador del Observatorio, Joinet Merizius.
La grave crisis de Haití
Haití, el país más pobre de América, atraviesa una grave crisis política, económica y social desde el año pasado, lo que acarreó protestas generalizadas entre los pasados septiembre y noviembre.
La crisis ha causado un bloqueo de las instituciones públicas, el gobierno está en funciones desde marzo de 2019 y el Parlamento está clausurado porque acabó el mandato de los diputados y la mayoría de los senadores sin que se celebrasen elecciones para renovar las Cámaras.
Además, a finales del año pasado las escuelas permanecieron cerradas en todo Haití por casi dos meses debido a las protestas antigubernamentales.
Durante ese periodo dos millones de menores de edad permanecieron en casa sin clases, lo que agravó la delicada situación del sistema educativo.
Si bien en Haití ha habido un aumento notorio de la asistencia a la escuela en la última década, la tasa de matriculación de los niños, el número de días que pasan en la escuela y la calidad de la educación siguen siendo de los más bajos de América Latina y el Caribe.