Cerca de un centenar de ballenas piloto o calderones murieron varadas en el sur de las lejanas islas de Chatam, al sur de Nueva Zelanda, anunciaron este miércoles las autoridades encargadas de la preservación de la biodiversidad.
La mayoría de estos cetáceos quedaron varados en las playas de este archipiélago situado a unos 500 km al este de la isla del Sur, lo que complica las operaciones de salvamento, según el ministerio de biodiversidad.
Jemma Welch, que trabaja en el ministerio, dijo que 69 delfines estaban ya muertos cuando llegaron las autoridades encargadas de la protección de la fauna salvaje.
Welch explicó que las autoridades se vieron obligadas a aplicar la eutanasia a tres delfines debido al fuerte oleaje y a la práctica seguridad de que este varamiento iba a atraer a grandes tiburones blancos.
La comunidad maorí ha organizado una ceremonia en honor de su «alma» mientras sus restos se descomponen naturalmente, subrayó.
En 1918, las islas Chatham registraron un varamiento masivo con más de 1.000 cetáceos muertos.
El calderón puede alcanzar hasta seis metros de largo y es una especie muy extendida en las aguas neozelandesas.
Aunque los científicos llevan estudiando estos varamientos desde hace décadas, todavía se desconocen las razones que llevan a los cetáceos a esta forma de suicidio.
Los investigadores señalan que los globicéfalos podrían desviarse siguiendo a un miembro del grupo enfermo. Las condiciones metereológicas o la presencia de depredadores podrían también llevarlos a desviarse de su itinerario.