El Ejército ucraniano dijo este miércoles que tuvo que retirarse de algunas zonas del frente norte, en la región de Járkov, ante el empuje de la ofensiva lanzada por Rusia el 10 de mayo.
«En algunas zonas, cerca de Lukiantsi y Vovchansk, en respuesta al fuego enemigo y a un asalto de infantería, nuestras unidades maniobraron en dirección de posiciones más favorables», dijo el miércoles a la televisión el portavoz de las fuerzas en la región, Nazar Voloshin.
Poco después, el Ejército ruso reivindicó la toma de esa localidad de Lukiantsi y la de Gliboke, vecina.
Rusia afirmó también haber tomado en el sur de Ucrania la localidad de Robotine, una de las pocas que el Ejército de Kyiv logró recuperar en agosto, en su contraofensiva del verano de 2023.
La nueva ofensiva rusa se concentra en la región de Járkov, cuya capital homónima es la segunda ciudad más grande de Ucrania.
Esta zona cercana a la frontera rusa ha sufrido en las últimas semanas una campaña de bombardeos masivos, en particular contra infraestructuras energéticas.
El portavoz del presidente Volodimir Zelenski anunció este miércoles la decisión de mandar refuerzos a la zona, y la anulación de los próximos viajes internacionales del mandatario, entre ellos uno a Madrid este viernes.
En su parte de este miércoles, el Ejército ruso aseguró que, al igual que la víspera, logró avanzar «en profundidad entre las líneas de defensa enemigas».
Para contrarrestar los renovados ataques rusos, Zelenski instó el martes a los países occidentales a acelerar el suministro de armas tras una reunión con el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken.
El secretario de Estado norteamericano está en Kyiv el martes y miércoles para tranquilizar al gobierno ucraniano sobre el apoyo de Estados Unidos, tras meses de incertidumbre, y dijo que Washington estará a su lado «hasta que la seguridad, la soberanía y la capacidad de Ucrania para elegir su propio camino estén garantizadas».
Situación «extremadamente difícil»
Según Oleksii Jarkivski, el jefe de policía de Vovchansk, una localidad de unos 18.000 habitantes antes de la guerra, hay «combates» en la ciudad.
«La situación es extremadamente difícil. El enemigo está tomando posiciones en las calles», indicó, explicando que pidió a la población restante que evacue la zona.
La ofensiva en el norte de Ucrania tomó por sorpresa a las fuerzas ucranianas. Varios pueblos han sido conquistados y al menos unas 7.000 personas han sido evacuadas de la zona.
Según el canal de Telegram DeepState, cercano al Ejército ucraniano, los rusos han logrado ocupar una franja de unos 80 km2 alrededor de Lukiantsi y otra de 53 km2 hacia Vovchansk.
Algunos analistas creen que Moscú podría obligar así a Ucrania a desviar sus tropas de otras áreas de la línea del frente, en particular en el este, como alrededor de la ciudad de Chasiv Yar, en la región de Donetsk, donde Rusia también avanza.
«Las regiones de Donetsk y Járkov son donde las cosas son más difíciles en este momento», dijo Zelenski el martes y afirmó que se necesita una «aceleración notable de las entregas» de armas occidentales.
Blinken aseguró el mismo día que la asistencia militar estadounidense está «en camino», prometiendo que «marcará una verdadera diferencia en el campo de batalla».
La lentitud de la ayuda europea y el cese durante meses de la de Estados Unidos a causa de las disensiones políticas han colocado a Ucrania en una posición difícil, sin suficientes hombres ni municiones frente a Rusia, que retomó la iniciativa a finales de 2023.
Las autoridades ucranianas aseguran que la ciudad de Járkov no está amenazada por un asalto terrestre. Sin embargo ha sido objeto de bombardeos rusos durante semanas que han afectado en particular la red energética.
El miércoles empezaron a levantarse en todo el país las restricciones al acceso a la electricidad por los daños infligidos a las infraestructuras por los ataques rusos de los últimos meses.