El gobierno de Ucrania aguanta la respiración y mira de reojo a la situación en Bajmut, donde, a pesar de haber reducido el número de ataques diarios, las fuerzas rusas siguen haciendo pequeños avances.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, lo dejó claro en una reciente entrevista a Associated Press: «Si (Putin) huele un poco de sangre, si huele que somos débiles, entonces empujará, empujará y empujará».
Por lo tanto, evitar la conquista rusa de Bajmut es una cuestión de vida o muerte para el Ejército ucraniano. Si pierden Bajmut, perderían también el crédito ante sus socios occidentales y abriría la puerta a un acuerdo forzado favorable a los intereses rusos.
Con Bajmut en la cabeza, y a la espera de recibir los sistemas de armamento prometidos –que ya empiezan a llegar a Ucrania– el ministro ucraniano de Defensa, Oleksii Reznikov, afirmó en una entrevista al canal estonio ERR que la contraofensiva ucraniana podría comenzar en abril o mayo, una vez que los tanques occidentales estén plenamente operativos.
En esa «campaña de contraofensiva bajo dirección de nuestro Estado Mayor», los tanques Leopard alemanes, y de otros países europeos, serán parte esencial para el éxito de las operaciones militares ucranianas.
«Continuaremos liberando territorios temporalmente ocupados, como se hizo en las regiones de Kiev, Chernihiv, Sumy, Kharkiv y Kherson. Todo eso continuará», aseguró, y afirmó que en 2023 se volverán a ver cambios positivos para Ucrania.
Hace unos días, el presidente Zelenski afirmó que el alto mando ucraniano se vio obligado a aplazar el inicio de la contraofensiva debido a los retrasos de los países occidentales en el envío a Ucrania del armamento prometido.
«No puedo enviar a nuestros valientes soldados al frente mientras no tengamos los nuevos tanques, artillería e HIMARS (sistemas de misiles de largo alcance)», advirtió Zelenski. «No podemos enviarlos en tales condiciones», añadió.
Con todo, tres podrían ser los ejes en los que se emprendería la anunciada contraofensiva ucraniana en los próximos meses: un eje sur centrado en Zaporiya-Melitopol-Mariúpol; un segundo eje sudoriental centrado en Bajmut; y un tercer eje central focalizado en el Jarkov-Lugansk y, en concreto, en la línea constituida por las localidades de Kupiansk-Svatove-Kreminna-Lysychansk.
Frente sur
El eje sur desde Zaporiyia hacia Melitopol y Mariúpol parece el frente más obvio en el que las tropas ucranianas tratarán de avanzar en su contraofensiva de primavera. Las tropas ucranianas podrían tratar de destrozar el corredor terrestre que une Rusia con la península de Crimea, ocupada desde 2014 por las tropas del Kremlin.
Para eso es esencial la conquista de la ciudad de Melitopol, nudo ferroviario estratégico sin el cual Rusia perderá la capacidad de enviar suministros a Crimea por tierra.
Conquistar Melitopol abriría también la puerta de Mariúpol. Además del altísimo valor simbólico de la ciudad para Ucrania, reconquistar el puerto de Mariúpol permitiría a Ucrania recuperar una salida al mar de Azov.
En el imaginario ucraniano, Mariúpol es recordado por el capítulo de resistencia del batallón Azov más heroico de la contienda, además de ser una ciudad mártir en la que han muerto miles de civiles sepultados en los escombros de sus hogares destruidos por las bombas rusas.
Con Melitopol y Mariúpol en su poder, Ucrania tendría el campo abierto para apuntar a la península de Crimea, aunque es muy difícil que en esta campaña de contraofensiva las tropas ucranianas tengan capacidad para iniciar la reconquista de Crimea.
Frente sudoriental
En los últimos meses, la guerra en Ucrania ha estado centrada en el asedio a Bajmut, pieza central de la fracasada gran ofensiva rusa de invierno.
Bajmut se ha convertido en la batalla más sangrienta hasta la fecha en la guerra, con bajas insoportables para ambos bandos e inmensas pérdidas materiales que han desgastado las capacidades ofensivas rusas.
Todo parece indicar que la partida por Bajmut acabará en tablas, con los rusos dominando amplias áreas del entramado urbano y metropolitano en el este, norte y sur de la ciudad, en un semiembolsamiento de la ciudad.
Las fuerzas ucranianas, sin embargo, conservan en su poder el centro de la ciudad y la zona occidental, y mantienen abiertas las vías de suministros, además de las zonas elevadas que les permiten castigar a las fuerzas rusas con intenso fuego de artillería.
En la contraofensiva de abril-mayo, es probable que las tropas ucranianas traten de recuperar el territorio perdido en Bajmut, forzar la retirada rusa e iniciar la reconquista de la región de Donetsk, sin destacar tampoco un intento de asedio a la misma ciudad de Donetsk, controlada por los separatistas prorrusos desde la guerra de 2014-2015.
Frente central
La campaña para liberar la región de Jarkov en septiembre de 2022 quedó incompleta al frenarse cerca de la carretera R 66 que marca el eje de Kupiansk-Svatove-Kreminna-Lysychansk.
Esta carretera es la principal vía de suministros de Rusia para la región de Lugansk y el norte de Donetsk.
Si Ucrania logra avanzar y sobrepasar la carretera, destrozaría las líneas de suministro ucranianas y avanzar hacia el este, reconquistar la localidad de Severodonetsk –una de las batallas más simbólicas de los primeros meses de la guerra junto a la de Mariúpol– en incluso poner en la mira la capital de la región.
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