En Turquía votan este domingo en unas elecciones cruciales que podrían prolongar el dominio de dos décadas del presidente Recep Tayyip Erdogan o llevar al país mayoritariamente musulmán hacia la secularización.
Con una camisa azul y la expresión cansada, el presidente saliente y candidato Recep Tayyip Erdogan acudió a su colegio electoral en Üsküdar, un barrio conservador de Estambul, para votar, donde deseó «un futuro próspero al país y a la democracia turca».
Erdogan, que no quiso dar ningún pronóstico, señaló el «entusiasmo de los electores». Particularmente, en las zonas más afectadas por el terremoto del 6 de febrero, que dejó al menos 50.000 muertos.
El candidato de la oposición, Kemal Kiliçdaroglu, votó poco antes en Ankara. «Hemos echado de menos la democracia», declaró con una sonrisa.
«Ya verán, la primavera volverá a este país si Dios quiere y durará por siempre», añadió, en referencia a uno de sus eslóganes.
En una Turquía profundamente dividida, el duelo para elegir al decimotercer presidente del país, un siglo después de la fundación de su república, promete estar igualado.
Polarizados
El país está polarizado entre los dos principales candidatos, el presidente islamoconservador Erdogan, de 69 años, en el poder desde hace veinte, y su oponente Kemal Kiliçdaroglu, de 74, jefe de un partido socialdemócrata laico, el CHP.
Para asegurarse la victoria en la primera vuelta necesitan al menos el 50% de los votos más uno.
El tercer candidato en disputa es Sinan Ogan, a quién los sondeos atribuyen apenas unos puntos.
«Lo importante es no dividir a Turquía», dijo Recep Turktan, un votante de 67 años que esperaba delante de su colegio electoral en Üsküdar.
64 millones de electores, que también elegirán a su parlamento, están censados en este país de 85 millones de habitantes, que tiene tradición de votar con índices de participación superiores al 80%.
El buen humor y el ambiente festivo abundaba entre los electores en esta jornada, que coincide con el Día de la Madre en Turquía.
«La economía no es la prioridad, debemos empezar por la base: restaurar los derechos humanos y la democracia, recuperar nuestra dignidad», considera Hande Tekay, de 55 años, en el elegante barrio de Sisli, en Estambul.
«Yo digo que hay que seguir con Erdogan», pide al contrario Nurcan Soyer delante del colegio electoral del presidente saliente.
Crisis económica
Kiliçdaroglu, líder del Partido Republicano del Pueblo (CHP) de Mustafa Kemal Atatürk, fundador de la Turquía moderna, lidera una coalición de seis partidos que abarca desde la derecha nacionalista hasta la centro-izquierda liberal.
Además recibió el apoyo del partido prokurdo HDP, la tercera fuerza política del país.
En 2018, en las últimas elecciones presidenciales, el jefe de Estado ganó en primera vuelta con más del 52,5% de los votos. Si esta vez tuviera que disputar una segunda vuelta, el próximo 28 de mayo, ya sería un revés para él.
Erdogan prometió respetar el resultado en las urnas, que será monitoreado por cientos de miles de observadores electorales de ambos bandos, en los que siempre ha basado su legitimidad.
En esta ocasión, el presidente llega a la votación en un país golpeado por una crisis económica; con una moneda devaluada a la mitad en dos años y una inflación que superó el 85% en otoño. Además del dramático terremoto en febrero, que puso en tela de juicio su omnipotencia.
Su rival, Kemal Kiliçdaroglu, apuesta por el apaciguamiento. Promete restaurar el estado de derecho y respetar las instituciones, afectadas en los últimos diez años por la deriva autocrática de Erdogan.
Según las encuestas, sus discursos breves y tranquilos, en contraste con los de Erdogan, conquistaron a la mayoría de los 5,2 millones de jóvenes turcos que vota por primera vez.
Para el politólogo Ahmet Insel, exiliado en París, «la derrota de Erdogan demostraría que podemos salir de una autocracia consolidada a través de las urnas».
Turquía, país miembro de la OTAN, goza de una posición privilegiada entre Europa y Oriente Medio y es un actor diplomático importante.
Los centros de votación cerrarán a las 17h00 (14h00 GMT) y se espera que las primeras estimaciones oficiales se conozcan unas cuatro horas después.
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